Con negritas

El oportunismo de Berlusconi con Alitalia

Durante la campaña que precedió a las elecciones del 13 y 14 de abril, SILVIO BERLUSCONI hizo cuanto estuvo en sus manos para evitar que Air France-KLM se alzara con el santo y la limosna de Alitalia. Al conocer las condiciones exigidas por los franceses para acudir al rescate de la ruinosa compañía italiana de bandera, Il Cavalieri puso el grito en el cielo y clamó por una solución local que ya antes se había intentado sin éxito. Para tumbar la propuesta de Air France-KLM, contó con la inestimable colaboración de uno de sus principales socios políticos, UMBERTO BOSSI, líder de la Liga Norte, y de los sindicatos de Alitalia. Aquél temía el quebranto que la operación pudiera causar al aeropuerto de Milano-Malpensa, motor económico de su región, Lombardía; mientras que éstos no estaban dispuestos a asumir los sacrificios laborales previstos: 2.100 despidos, la mayoría entre el personal de vuelo.

Los detractores de la candidatura de Air France-KLM se salieron finalmente con la suya y, a primeros de este mes, la oferta, que ya había recibido la bendición del Gobierno en funciones de ROMANO PRODI, fue retirada. Desde entonces, Alitalia navega a la deriva, abandonada a su suerte incluso por el hombre que estaba pilotando la privatización, MAURIZIO PRATO, que tiró la toalla al comprobar que sus esfuerzos para que la compañía no se fuera al garete habían caído en saco roto. Tan desesperada es la situación que ni siquiera cabe la posibilidad de que el Estado socorra a Alitalia, pues ha agotado hasta 2011 las ayudas públicas a la reestructuración que permite la Unión Europea, como acaba de recordar el portavoz del comisario de Transportes, MICHELE CERCONE.

Para salir del atasco, Berlusconi anunció a bombo y platillo la semana pasada, tras ganar las elecciones, que un consorcio Italiano se haría cargo de la situación en menos de un mes. El socio industrial sería Air One, una aerolínea de segundo nivel que mostró su interés al inicio del proceso de venta, pero se retiró antes de formalizar una propuesta. Sin embargo, no debe de verlo muy claro Berlusconi cuando ha aprovechado su reciente encuentro con el presidente ruso, VLADÍMIR PUTIN, para intentar que Aeroflot entre en una nueva puja, a la que sería invitada también Air France-KLM, con el previo visto bueno de NICOLAS SARKOZY.

¿Un acuerdo paritario?

Berlusconi ha dicho que un eventual acuerdo corporativo entre Alitalia y AirFrance-KLM debe de reunir las suficientes condiciones de "dignidad". En concreto, quiere sea un acuerdo paritario, lo que obviamente es un brindis al sol, porque la situación de ambos grupos no tiene nada que ver. Al final, por supuesto, tendrá que conformarse con lo que pueda, salvo que prefiera dejar que Alitalia se hunda para siempre. Eso, claro está, si consigue que los franceses, que salieron escaldados, se traguen su orgullo herido y vuelvan a concursar.

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