Con negritas

El jarro de agua fría de la salida a bolsa de Itínere

Con la que está cayendo de un año a esta parte en el sector inmobiliario es natural que los inversores extranjeros se tienten la ropa antes de meter su dinero en las constructoras españolas. LUIS DEL RIVERO acaba de sufrir en carne propia esas reticencias con motivo de la salida a bolsa de Itínere, que ha sido inesperadamente suspendida a la vista de la escasa demanda suscitada por su tramo internacional.

La filial de concesiones de Sacyr Vallehermoso pretendía colocar en el mercado de valores el 30% de su capital, a un precio de entre 4,14 y 5,1 euros por acción, lo que le habría proporcionado del orden de mil millones, cuyo destino previsible era la inmediata amortización de una porción de la voluminosa deuda del grupo.

A finalizar 2007, Sacyr Vallehermoso debía a los bancos más de 19.700 millones de euros, con los que financió las compras realizadas últimamente, algunas de las cuales sirvieron para engordar a la propia Itínere, como las de Avasa, ENA y Europistas, que le permitieron codearse con las grandes del sector: Cintra y Albertis.

La jugada, sin embargo, no le ha salido bien esta vez a Luis del Rivero, para quien abril de 2007 no está siendo demasiado pródigo en buenas noticias, si se exceptúa el hallazgo a mediados de mes por su participada Repsol de un gigantesco yacimiento de petróleo en Cuenca do Santos (Brasil). Hace unos días tuvo que salir de Francia con el rabo entre las piernas, después de vender a precio de coste sus títulos de Eiffage, que no le han proporcionado nada más que quebraderos de cabeza.

La suspensión de la salida a bolsa de Itínere, por otra parte, es un borrón en el currículo de su consejero delegado, FRANCISCO JAVIER PÉREZ GRACIA, un ejecutivo que pasa por ser un consumado pianista y que ha forjado toda su carrera en Sacyr, a donde llegó como becario en 1993 y que en poco tiempo, a base de acumular éxitos, supo ganarse la confianza de Luis del Rivero.

A ambos los ha empujado la necesidad a la hora de poner en marcha una iniciativa cuanto menos inoportuna, teniendo en cuenta la atonía de los mercados, que a mediados de diciembre ya obligaron a HILARIO RODRÍGUEZ a cancelar por segunda a vez la anunciada OPV de la inmobiliaria Tremón. Y la necesidad no es una motivación aconsejable para acometer según qué operaciones financieras.

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