Con negritas

Traspié y caída del Grupo Tremón

Tremón se acaba de sumar a la cada vez más amplia nómina de damnificados por el tsunami que amenaza con dejar el sector inmobiliario español tan raso como la palma de la mano. Desde que Llanera abrió la veda hace poco más de un año, se han producido ocho grandes suspensiones de pagos, entre las que sobresale con mucha diferencia la de Martinsa-Fadesa. Cuando en julio solicitó el concurso de acreedores, ésta tenía una deuda de 5.153 millones de euros, superior a las de las otras siete juntas y que más que quintuplica la que Tremón ha declarado ahora.

Los problemas financieros del grupo presidido por HILARIO RODRÍGUEZ ELÍAS, a lo que se ve, eran de sobra conocidos por sus acreedores; no así por los propietarios de las 2.000 viviendas pendientes de entrega, a los que la insolvencia de Tremón ha cogido por sorpresa. Los bancos más afectados afirman que procedieron a efectuar las correspondientes provisiones desde el mismo momento en que detectaron las crecientes dificultades de su cliente para hacer frente a los pagos, en el tercer trimestre del año.

Todos ellos, en consecuencia, han restado importancia al quebranto que la crisis de Tremón infligirá a sus cuentas, aunque hay algunos en los que llueve sobre mojado. Es el caso del Popular, al que el grupo le adeuda cerca de 200 millones de euros (pagarés incluidos), que se suman a los 400 millones que tiene pillados en Martinsa-Fadesa. Eso equivale, en conjunto, a la mitad del beneficio neto atribuido que el banco prevé obtener en 2008. Otro acreedor coincidente en las dos compañías es Caja Madrid, aunque su riesgo en Tremón apenas asciende a 30 millones de euros.

Rodríguez Elías ya tuvo que afrontar un serio contratiempo a finales de 2007, con motivo de la salida a Bolsa, prevista para mediados de diciembre. Tremón se vio obligado a renunciar a la colocación del 25% de su capital ante la desfavorable situación de los mercados y, sobre todo, por las reticencias de los inversores internacionales a aumentar su exposición en el deprimido sector inmobiliario español. Ni siquiera fue capaz de encontrar entidad alguna que asegurara la operación, con la que esperaba cosechar del orden de 300 millones de euros para proseguir su expansión en Europa. De las 2.000 viviendas que Tremón tiene pendientes de entrega, 238 están en Polonia.

Augurios confirmados

Ante la falta de demanda de la que adoleció la OPV, Rodríguez Elías se lamentó, con cierta arrogancia, de que los operadores no supieran discriminar entre los diferentes "modelos de negocio" y la "calidad de los activos" de las empresas del sector. El tiempo, sin embargo, parece haberles dado la razón, aunque nunca se sabrá ya cómo se hubieran desarrollado los acontecimientos si Tremón llega a obtener a tiempo los recursos que necesitaba para seguir creciendo en el exterior.

Un mal momento

La atonía del mercado no aquejaba sólo a las inmobiliarias por aquel entonces. Poco antes de la fecha prevista para Tremón, debutó en el parquet la filial de energías renovables de Iberdrola. A pesar de que su actividad estaba de moda, el primer día de cotización se cerró con una depreciación del 2,83%. Hoy, las acciones de la niña de los ojos de IGNACIO SÁNCHEZ GALÁN, Iberdrola Renovables, que salieron a 5,30 euros, valen menos de la mitad por culpa de la inestabilidad general de la Bolsa.

La opción Bhavnani

Uno de los inversores que estuvo interesado por meter la cabeza en Tremón fue RAM BHAVNANI, después de su sonada salida de Bankinter, donde tenía un 15% del capital que en noviembre de 2007 le vendió a Crédit Agricole. El inversor indio quería, no obstante, un precio inferior al de la OPV (la horquilla fijada inicialmente era de 6,56 a 7,57 euros por acción) y pagar parte de él con algunos hoteles de su propiedad radicados en Canarias.

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