Con negritas

Un primer paso hacia la reestructuración de las cajas

Cuando el presidente del Gobierno animó públicamente a las cajas de ahorros a emprender un proceso de reestructuración, hace menos de un mes, puede que estuviera pensando en algunas en concreto; pero, si es así, no dijo nada. Por eso, será difícil averiguar ya, salvo que él mismo lo revele, hasta qué punto la primera fusión anunciada responde a sus expectativas o, por el contrario, entiende que constituye un simple aperitivo de lo que el futuro debería deparar.

Las tres cajas catalanas que andan en conversaciones para juntar sus haciendas (SABADELL, TERRASSA y MANLLEU) suman activos por importe de 26.807 millones de euros, lo que apenas representa el 2% del total del sector. Acumulan 766 sucursales, equivalentes a una séptima parte de las que tiene la CAIXA, que es la mayor de España, y, en conjunto, no llegan a los 4.000 empleados. Se trata, pues, de una operación pionera en esta crisis, bien que de alcance limitado.

No obstante, cabe todavía la posibilidad de que en el futuro se adhieran a un eventual acuerdo otras dos pequeñas cajas, LAIETANA y MANRESA, que no añadirían mucha masa crítica a la fusión, pero sí la suficiente para que la sociedad resultante escalara varios puestos de golpe en el ranking. De ser la duodécima por activos detrás de la sevillana CAJASOL, pasaría a colocarse la octava, adelantando incluso a la malagueña UNICAJA.

De todas formas, en la misma comunidad autónoma hay más combinaciones y de mayor envergadura que son factibles. Por ejemplo, se está negociando la fusión entre CAIXA CATALUNYA, CAIXA TARRAGONA y CAIXA GIRONA, cuyo volumen final prácticamente triplicaría a la otra. Esa opción alumbraría la cuarta entidad de España, precedida por la valenciana BANCAJA, CAJA MADRID y La Caixa.

Lo que parece harto improbable es que esta última entre en el baile, ya que posee una red tan vasta de oficinas (más de 5.500) que resultaría bastante costoso, tanto desde el punto de vista económico como desde el laboral, eliminar las ine-
vitables duplicidades.

Por activa o por pasiva
La Caixa, eso sí, puede ser llamada a arrimar el hombro en el supuesto de que, dentro o fuera de su territorio original, lo demande la delicada situación de alguna otra entidad. Su caso es, al respecto, similar al de Caja Madrid: no está tampoco, al menos de momento, en el pelotón de las fusiones, pero puede acabar desempeñando, por propia conveniencia o incluso a su pesar, el papel de coche escoba.

El lastre de la morosidad
Un hipotético entendimiento entre Caixa Catalunya, Caixa Tarragona y Caixa Girona no acaba de convencer plenamente a todos los analistas, por aquello de que la suma de debilidades no siempre da lugar a una fortaleza. Caixa Catalunya presenta la segunda tasa de morosidad más alta de España (el 5,67%), un listón que sólo superaba a 31 de marzo la cordobesa CAJASUR. La mora de Caixa Tarragona rondaba también el 5% por esas mismas fechas.

Condenadas a entenderse
Hay tres entidades catalanas que por ahora se encuentran fuera de juego. La de Manresa estuvo en tratos con las de Sabadell, Terrassa y Manlleu, pero se descolgó de la negociación porque no lo veía claro. Caixa Laietana también ha sido tanteada, pero prefiere mantener mientras pueda su autonomía. Y Caixa del Penedés sigue sin destapar sus cartas. Que queden desparejadas en este proceso de concentración, tal y como están las cosas, no parece muy sensato.

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