Crónicas insumisas

La deriva militarista del Estado español

Pere Ortega, Centre Delàs d’Estudis per la Pau

El compromiso adquirido por el presidente Pedro Sánchez de alcanzar el 2% del PIB en gasto militar en 2029 frente al jefe supremo de la OTAN, Joe Biden, en la Cumbre que tuvo lugar en Madrid en junio de 2022, se ha traducido en un gran aumento del armamentismo hasta alcanzar cifras nunca vistas desde la llegada de la democracia a España hace 45 años.

En el período de cuatro años (2020-2023) de la legislatura de Gobierno entre PSOE e Izquierda Unida y Podemos, se han llevado a cabo unas inversiones de 24.139,7 millones de euros en Programas Especiales de Modernización (PEM), que totalizan 21 nuevos programas y cuatro modificaciones de los ya existentes. Unos compromisos que agrandan la enorme deuda existente del Estado e hipotecan el gasto de futuros gobiernos hasta el año 2035.

Un presupuesto del Ministerio de Defensa que ya en 2023 había aumentado un 23,4% con respecto a 2022, y que, debido a los compromisos adquiridos en nuevas inversiones en PEM, el próximo presupuesto de Defensa del año 2024 volverá a subir en un porcentaje no menor. Un presupuesto militar que tan solo teniendo en cuenta el Ministerio de Defensa, en los últimos años ha tenido un gigantesco incremento. Así, en diez años, en dinero corriente, ha aumentado un 113,3%, pasando de 6.676,7 M€ en 2014 a 14.453,8 M€ en 2023.

Además, están las inversiones en I+D militar para desarrollar los PEM que, solo en este año 2023 el Gobierno ha destinado 1.833 millones de ayudas públicas a la I+D militar para el desarrollo de esas nuevas armas. Una cuantía que aumentó un 95% con respecto al año anterior, pasando de 938,5 M€ en 2022 a 1.833,3 M€ en 2023.

Así, este Gobierno de coalición en el año 2023 se ha lanzado a una carrera de inversiones en I+D para poder hacer frente a los nuevos PEM, para ello, ha necesitado modificar los límites de gasto de la I+D militar ya comprometidos hasta el año 2030 para donar ayudas a las industrias militares que desarrollan los PEM, y teniendo en cuenta los compromisos que el Ministerio de Defensa ya tenía asumidos, el Gobierno ha autorizado una ampliación de las aportaciones a la I+D militar que alcanzan los 75,72 M€ hasta el año 2030.

Detrás de estos importantes incrementos, como siempre, hay quiénes ganan y quiénes pierden. Los que pierden son la población que necesita de la ampliación de ayudas sociales para mejorar su calidad de vida, como son la salud, la educación, la vivienda, las pensiones, el trabajo y la cultura entre otras. Y los que ganan son los intereses corporativos de las industrias militares y corporaciones que rodean el complejo militar industrial español que recibirán esas inyecciones en ayudas en I+D además de los contratos para producir los armamentos.

La deriva militarista iniciada desde la Cumbre de la OTAN de junio de 2022 no tiene parangón en el pasado del Estado español y tendrá graves consecuencias sociales en el futuro. Pues, hay que recordar, que los presupuestos del Estado aquello que dedicas a un ámbito va en detrimento de otro, pues el presupuesto siempre es de suma cero y debe cuadrar. Con lo cual, las inversiones en armamentos y el ascenso del gasto militar van en perjuicio de otros aspectos esenciales para la población como los ya indicados salud, etc. Una deriva militarista en España, Europa y el mundo que vaticina un mundo más belicista e inseguro, pues ese armamentismo acrecentará las posibilidades de nuevos conflictos en detrimento de la deseada convivencia y paz mundial.

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