Posos de anarquía

Ministro o consejero de tu negocio

Ministro o consejero de tu negocio
Javier Imbroda, en una foto de archivo. EFE

España es una democracia atípica. Es un modo diplomático de definirla. Personalmente, diría que es una democracia a medias, con tantos aspectos básicos aún por pulir a pesar de la décadas que ya tiene sobre sus espaldas que uno ya no sabe muy bien qué pensar. Lo que en otras democracias sería una auténtica aberración, en nuestro país se asume con naturalidad: por ejemplo, ser ministro o consejero de la actividad en la que haces negocios.

11.000 alumnos y alumnas han arrancado este curso en barracones en Andalucía. El déficit de infraestucturas educativas es sangrante. Mientras se ha reducido la plantilla docente alegando un descenso del número de alumn@s, los agentes sociales denuncian que tal circunstacia no justifica el cierre de más de 300 líneas educativas públicas, mientras las unidades en los centros privados concertados se mantienen más o menos estables (en algunos sitios, incluso, aumentan).

El consejero de Educación Javier Imbroda (Cs) saca pecho, pero lo cierto es que no hay muchos motivos para hacerlo, pues la comunidad educativa denuncia el incumplimiento legal de la ratio, con más de 25 alumn@s por clase. Y surge la pregunta: ¿qué méritos tenía Imbroda para ser consejero de Educación? Se nos vendió como el exseleccionador nacional de baloncesto, pero su vínculo con el mundo educativo venía por otro lado, lo que nos lleva a una de esas anomalías democráticas que lastran España.

Imbroda es fundador de una de las mayores cadenas privadas de centros de Formación Profesional (FP) en nuestro país: el  grupo MEDAC, Instituto Oficial de Formación Profesional. Según declara en su perfil,  fue socio hasta noviembre de 2018. ¿Han cesado aquí sus intereses en ese negocio? ¿Los retomará cuando se termine su vida política? Aunque hubiera sido capaz de cortar de raíz su vínculo con MEDAC -algo que sus rivales políticos niegan-, no resulta estético que el consejero de Educación se encuentre en esta situación, precisamentemente en un momento en el que la FP privada/concertada está ganando enteros en Andalucía.

No es la primera vez que sucede. ¿Acaso no recuerdan a Pedro Morenés, el ministro de Defensa que desembarcó directo del mundo armamentístico, con el que siguió manteniendo vínculos tras su fin en el gobierno? ¿Se imaginan algo así en Reino Unido o Alemania? Sencillamente, es impensable.

Spain is different, decía el lema publicitario para atraer turismo. Sin embargo, diferente no es necesariamente bueno, como se encargó de demostrar Morenés y ahora Imbroda que, si bien es cierto que ha heredado una Educación enferma tras cuatro décadas de gestión socialista, sus primeros pasos no avanzan en la buena dirección (limitando la autonomía de los centros), salvo para la Iglesia Católica y el sector privado, claro.

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