Posos de anarquía

El código inmoral de Ayuso

El código inmoral de Ayuso
Ayuso desplegando su código inmoral en Castilla y León. - PP CyL

Los pronósticos para el PP en las elecciones autonómicas de Castilla y León son cada vez más oscuros, pese a la implicación personal de Pablo Casado. Así las cosas y aunque desde Génova se quería minimizar este recurso -por aquello de no evidenciar la debilidad del liderazgo de Casado-, Isabel Díaz Ayuso sale del banquillo, al rescate de Alfonso Fernández Mañueco. Y salió con su camiseta más retrógrada, esa equipación reversible que luce tan a menudo, ideal para jugar en el equipo PP o en el equipo Vox.

"Mis abuelos eran de Castilla y León, nunca me hablaron de la Guerra Civil porque me querían libre de odios". La frase que pronunció ayer la presidenta de Madrid no hay por dónde cogerla en primer lugar, porque los deseos de sus abuelos no se cumplieron: los odios campan a sus anchas en Díaz Ayuso, la inquina que corre por sus venas contra todo el que no piense como ella da la cara día a día.

Un día después de escribir sobre la masacre de La Desbandá y de cómo alcaldes del PP continúan esforzándose por silenciarla, Ayuso me da la razón. Ella forma parte de esa colectividad de memoria selectiva que se esfuerza por borrar de la Historia ciertos episodios -como la Guerra Civil provocada por unos golpistas fascistas y la cruel dictadura de Franco- y amoldar a su gusto otros -como el papel de la República-.

De las palabras de Ayuso pareciera que hablar de la Guerra Civil, conocer nuestra Historia y recordar a las víctimas siembra el odio cuando, en realidad, es una contribución imprescindible para construir un futuro mejor. Quiso ayer mostrar una superioridad moral e intelectual y el resultado fue el contrario, porque si sus abuelos en las largas tardes de verano en Sotillo de la Adrada (Ávila) no le hablaron nunca de la Guerra Civil porque así lo quisieron, otros tantos abuelos tampoco lo hicieron, pero por haber sido fusilados por el bando franquista, por yacer sus cuerpos en cunetas cuya exhumación el PP se ha empeñado años en entorpecer. Qué cosas.

Ignorar para no odiar. Ese parece ser su lema, pero de un modo selectivo, puesto que otra de las perlas que ayer soltó fue la de "ojalá que no lo necesitemos, pero si fuera necesario, siempre pactaría antes con el partido de Ortega Lara que con aquellos que pactan con los que lo secuestraron". De ETA nunca se olvidan -y hacen bien-, pero el modo en que instrumentalizan el terrorismo les lleva a cometer errores de bulto, como pensar que por el hecho de haber sido secuestrado, un representante de la extrema derecha es más demócrata.

Si aplicáramos la teoría de Ayuso sobre la Guerra Civil, habría que dejar de hablar de ETA para liberarnos de odios. No la aplicamos, claro está, como tampoco lo hacemos con los GAL -aunque ella sí lo aplica en este caso-. También lo aplica la presidenta madrileña a la Iglesia, cuyos abusos y violaciones a menores parece disculpar porque "todas las instituciones cometen errores".

En una misma intervención, Ayuso delineó su código inmoral:

      1. Conocer nuestra Historia nos llena de odios.
      2. Un secuestro convierte a un fascista en un buen aliado.
      3. Violar repetidamente a un menor tan sólo es un error.

Imaginen la aplicación de ese código -que contiene otras tantas directrices obscenas- a un gobierno... o, mejor, no lo imaginen: basta mirar a la Comunidad de Madrid y ver cómo Ayuso no habla ya de las residencias de mayores, donde aplicó un protocolo en pandemia que derivó en liderar las muertes en esos centros, o cómo se sacude la responsabilidad de las menores tuteladas por la Comunidad de Madrid que han sido prostituidas. Lo de Ayuso no es mera palabrería en campaña, lo de Ayuso ya es una teoría puesta en práctica, es una triste realidad.

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