Posos de anarquía

Iturgaiz se va arrollado por la locomotora de EH Bildu

El xpresidente del PP vasco, Carlos Iturgaiz y el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo durante un homenaje del Partido Popular a Miguel Ángel Blanco (Foto de Archivo). -H. BILBAO / Europa Press
El xpresidente del PP vasco, Carlos Iturgaiz y el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo durante un homenaje del Partido Popular a Miguel Ángel Blanco (Foto de Archivo). -H. BILBAO / Europa Press

El presidente del PP vasco, Carlos Iturgaiz, cree que ha llegado la hora de dar paso a otra persona al frente de la formación conservadora. A las puertas de unas nuevas elecciones en la Comunidad en 2024 y con el PNV más debilitado de los últimos años sabe que presumiblemente no será el candidato de Alberto Núñez Feijóo, que ya comenzó a hacer campaña en su moción de investidura fallida. Así las cosas, bien por iniciativa propia o por consenso con Génova 13, ha pretendido tener una salida honrosa del cargo, algo complicado considerando las carencias que acusa el popular.

Iturgaiz afirma que su relevo se pondrá "al frente de la locomotora y seguir por esa vía que yo he marcado". Sin embargo, si uno analiza los datos electorales del PP en el País Vasco lo cierto es que la formación, más que una locomotora, se asemeja más a un trasto viejo abandonado en la vía que es arrollado por el tren de EH Bildu. En las últimas elecciones autonómicas, cuando PP y Cs decidieron concurrir unidos, fueron la quinta fuerza política de Euskadi, con poco más de 60.000 votos (5 escaños) frente a los casi 350.000 de PNV (31 escaños) o los alrededor de 250.000 de EH Bildu (22 escaños).

Aquel resultado fue mucho peor que en los comicios previos, cuando quien presidía el PP vasco era Alfonso Alonso, antes de ser defenestrado por Pablo Casado por sus rencillas personales. En las elecciones de 2016, el PP obtuvo 9 escaños, tres más que con Iturgaiz, y superó los 107.000 votos. Parece evidente, pues, que a la locomotora del todavía presidente del PP vasco, le falta carbón. Desde entonces, en cambio, EH Bildu ha subido 5 escaños.

A pesar de ello, Iturgaiz sostiene que está satisfecho por haber "cumplido los objetivos" y afirma que el PP "ha pasado de la irrelevancia a la relevancia política en Euskadi". ¿Cómo es posible esto si a día de hoy tiene peor representación en el Parlamento Vasco que cuando llegó a la presidencia del PP autonómico? No parece que en el PP sean muy duchos con las cuentas.


Quizás para tratar de sostener su argumento, Iturgaiz se aferra al resultado de las elecciones generales. ¿Tiene motivos para ello? En realidad no. El pasado 23-J fue la cuarta fuerza política en Euskadi: todos los partidos que le adelantaron, PSOE, PNV y EH Bildu superaron ampliamente los 270.000 votos, mientras que el PP casi no rompió la barrera de los 130.000. En consecuencia, mientras sus rivales obtuvieron 5 escaños cada uno, el PP tan solo 2 (eso sí, uno más que en las elecciones previas).

Continúa respirándose en el PP el mantra de que en Euskadi no se vota en libertad y atribuyen a ello su pésimo balance, pero analizando los datos, los mejores resultados de los conservadores se produjeron cuando ETA estaba activa. Este es posible que sea uno de los motivos por los que el PP resucita una y otra vez a la banda terrorista. Sin embargo, hace más de una década que ETA desapareció y el PP no levanta cabeza en Euskadi. Iturgaiz y su aznarismo recalcitrante tienen mucho que ver, comenzado por el modo en que llegó rebotado de vuelta al País Vasco, después de que su retiro europeo en Bruselas (2004-2014) concluyera al no haber revalidado cargo de eurodiputado. Eso sí, su periplo comunitario le sirvió para apoyar al gobierno ultraconservador de Orban en Hungría.

Iturgaiz llegó como el clavo ardiendo de Casado tras su vendetta con Alonso y como contrapeso al entonces un emergente Vox en España. Tomó el relevo y no dudó en cargar contra el euskera o protagonizar sainetes intentando negar las bonanzas de la II República. Sus nulos escrúpulos a la hora de instrumentalizar a las víctimas de ETA –como marca el argumentario de Génova 13- tampoco ha ayudado a que los apoyos del PP en Euskadi se incrementen. De hecho, las víctimas tuvieron que poner pie en pared y reclamar "que sus políticas se basen en algo más que en nuestros muertos".

Con este análisis de situación, una salida honrosa para Iturgaiz no es posible. La única locomotora que hay, hoy por hoy, es la de EH Bildu, apoyada mayoritariamente por el pueblo vasco que, probablemente, es el más legitimado para juzgar si esta formación es o no ETA, como argumentan desde el PP. A la luz de los resultados, Euskadi da su bendición a EH Bildu y confía en sus políticas, radicalmente opuestas a las del PP, cuyo poso franquista pervive en el País Vasco. Iturgaiz encarna ese poso ultraconservador y no lo hace reactivado por la amenaza de Vox, sino porque lo porta en su ADN. Probablemente, lo único inteligente que ha hecho en su segundo mandato al frente del PP vasco es salirse antes de ser barrido. Ese es su único consuelo.

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