Punto de Fisión

Hacer un Wert

Todavía no están muy claras las razones de por qué el ministro Wert no ha acudido a la gala de los premio Goya: si porque no le gusta el cine español o porque le gusta demasiado. De cualquier manera, la ausencia de Wert desluce mucho una ceremonia cuyo momento cumbre consiste en el abucheo a Wert. No es lo mismo cantarle las cuarenta al ministro a la cara que cantárselas a un sillón vacío; la historia resulta un poco lamentable, al estilo de esos manifestantes árabes que, como no pueden quemar al presidente estadounidense, queman un muñeco y así aguantan hasta la próxima manifestación.

Wert ha puesto como excusa problemas de agenda, al parecer tenía concertada una reunión en Londres desde hace un par de años y no era cosa de perder el turno. En Londres han respondido que no, que en realidad el encuentro lo han pedido desde el ministerio español esta misma semana, una explicación que deja al ministro con el culo al aire y una duda existencial a sus espaldas: tal vez debería haber dejado plantados a sus colegas ingleses poniendo como excusa la asistencia a la ceremonia de los Goya. Total, Wert siempre hace lo posible para pasar desapercibido y en Londres, lo mismo que en Madrid, también será muy difícil que se enteren de si al final ha asistido, a menos que lo abucheen a base de bien.

Ya que la película va de cine, Wert debería ir pensando en contratar un doble de riesgo para esta clase de escenas difíciles: unos cineastas que lo abuchean, unos estudiantes que se niegan a estrecharle la mano, un secretario británico que lo pone en evidencia, etc. Como es lógico, se lo ve incómodo en medio del ridículo; a veces hasta le sacan los colores, lo que tiene mucho mérito ya que Wert es un ministro en blanco y negro (fundamentalmente negro, el blanco lo usa para contrastar). En más de dos años de traspiés, humillaciones, patochadas y memeces debería habérsele formado algo de callo para soportar mejor los desplantes que amenizan sus apariciones públicas, pero parece que no puede vencer su timidez. No es uno de esos ministros del método, como Cospedal o Montoro, que son expertos en simulacros y tiran por la calle de en medio así les caigan chuzos en diferido.

Una lástima este desencuentro secular entre el ministro de Cultura y la cultura porque una gala de los Goya sin Wert es como una trilogía de Star War sin Darth Vader o una película de Nosferatu sin Nosferatu. Wert es uno de esos villanos definitivos sin los cuales falta todo lo demás; de hecho, yo tengo amigos que van a ver cine español únicamente por fastidiar a Wert. Ya sólo por eso merecería que le dieran su nombre a un premio especial de la Academia, aunque fuese al mejor sillón secundario o al mejor documental de terror. La otra Academia, la de la Lengua, también está pensando en homenajear al ministro dando su nombre a esta penosa maniobra de dar una excusa tonta para no ir a un sitio y que te desmonten la excusa antes incluso de no ir.

 

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