Punto de Fisión

La infanta maga

Tanto hablar de reinas magas, tanto hablar de reinas magas y al final era una infanta maga. Con sólo sentarse en el banquillo, Cristina de Borbón ha conseguido muchos y variados milagros. Uno de ellos -puede que no el mayor, aunque sí el más llamativo- fue cuando Dolores Ripoll, abogada del Estado y representante de la Hacienda Pública, ha dicho al fin lo que todo español de bien y de mal ha sospechado alguna vez: "La frase Hacienda somos todos es sólo publicidad". Alguien tenía que decirlo, pero mejor que lo diga un abogado del Estado en un tribunal público, delante de tres juezas y de un centenar de periodistas nacionales y extranjeros.

Es una frase mágica, del rango de "abracadabra", "ábrete Sésamo" o "te voy a poner mirando a Cuenca", que son también frases mágicas que sirven para abrir los bolsillos y lo que haga falta. Son frases que explican muchas cosas, por ejemplo, Bárcenas, por ejemplo, las tarjetas black, por ejemplo, la lista de los reyes magos de Montoro. España es un país lleno de magia, de reyes magos y de infantas magas. Si a la Hacienda Pública no le molesta que la infanta defraude, no se entiende muy bien por qué le iba a molestar a usted. Lo bueno es que el alegato de "reclamo publicitario" puede extenderse como la salmonella a la Constitución Española e incluso a la Declaración de los Derechos Humanos.

-Eso de que todos los españoles tienen derecho a un trabajo digno y una vivienda digna...

-Es sólo publicidad.

-¿Y lo de que todos los hombres nacen libres e iguales?

-Publicidad también. Los borbones no. Los ricos tampoco.

-Lo podían haber dicho antes.

-Usted se calla.

Sin embargo, el milagro más grande que ha realizado la infanta maga -sólo mediante el sencillo gesto de acudir a los juzgados de Palma- es conseguir que España entre al fin en la modernidad. En cuestión de unos días hasta es posible que inauguremos el siglo XIX. Sin oponer la menor resistencia, con la campechanía habitual a su estirpe, Cristina de Borbón ha llevado a la monarquía española al último terreno que le quedaba por pisar: el ámbito penal. Si Marichalar nos enseñó que un matrimonio real también podía ser susceptible de separación, Urdangarín y Cristina han ido un paso más allá, concretamente, tres mandamientos más allá: no robarás, no levantarás falso testimonio, no codiciarás los bienes ajenos.

La normalización de la monarquía española es todo un éxito, por eso el fiscal defensor Horrach no para de pedir que la enoxeren de todos los cargos, que es lo que haría con cualquier otro español. De hecho, con el búnker de la fiscalía y la casamata de la Agencia Tributaria plantados en mitad de la sala, la defensa de Cristina es más sólida que la línea Maginot. Puesto que el caso Noos trae una sorpresa detrás de otra, no sería extraño que mañana viniera de abogado defensor Vinnie Jones. La culpa de todo este jaleo jurídico es de Carmena, por vestir a los reyes magos con disfraces comprados en los chinos y reclutar reinas magas con barba postiza en lugar de pintar a un concejal de PP con dinero negro, como es la tradición. "La Hacienda Pública no es de verdad, es sólo publicidad". No te lo perdonaré jamás, Carmena. Jamás.

 

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