Del consejo editorial

Negacionistas en el Congreso de Estados Unidos

CARME MIRALLES-GUASCH

En las últimas elecciones estadounidenses se han presentado candidatos a congresistas y senadores, a través de los cuales muchas de las multinacionales interesadas en apoyar las tesis negacionistas del cambio climático han llegado a la Cámaras de Representante, principalmente en las filas republicanas. Empresas que donan centenares de miles de millones de dólares a legisladores para que bloqueen las leyes que intentan reducir las emisiones de CO² en Estados Unidos. El país, junto con China, con más emisiones de gases a la atmosfera. Su argumento principal es negar una de las mayores evidencias científicas y uno de los acuerdos que se ha suscrito con gran unanimidad entre miles de expertos de todo el mundo: en 2007, se concluyó que el cambio climático no sólo era evidente, sino que, además, estaba provocado por la actividad humana. Unas conclusiones sustentadas por miles de datos y años de trabajo científico.

Y, a pesar de todo, en las más altas organizaciones políticas de Estados Unidos –un país con las mejores universidades del mundo según todos los ranking–, el número de personas que niegan la ciencia no para de crecer. Como en el siglo XVII, cuando la Iglesia negaba las teorías heliocentristas de Galileo, que probaban que la Tierra formaba parte de un sistema solar y no era el centro del universo, porque cuestionaban los textos bíblicos y, por lo tanto, el poder de la Iglesia sobre la sociedad.

Ahora no se ataca directamente a los científicos ni se les dicta orden de prisión, sino que se influye en los políticos para que paren cualquier avance legislativo que pueda entorpecer las ganancias económicas de las grandes multinacionales ligadas a las petroleras. Multinacionales norteamericanas, pero también europeas. De esta forma, ya han conseguido paralizar un proyecto de ley que habría puesto límites y habría podido organizar un mercado de emisiones de CO² en Estados Unidos, como existe en Europa. Y, además, después de las elecciones de hace unas semanas la situación ha empeorado y amenaza con otro fracaso a la Cumbre del Clima de la ONU que se celebrará en Cancún a principios de diciembre.
Negar el cambio climático es negar la ciencia y el trabajo científico que ha sido fundamental para el progreso social de las últimas décadas.

Carme Miralles-Guasch es profesora de Georgrafía Urbana

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