De lunes

Con la vergüenza de Chaves y Nemirovsky

En 1930, Manuel Chaves Nogales se estrenó en Ahora con los reportajes titulados Lo que ha quedado del imperio de los zares (Ed.Renacimiento). Entrevistó a lo más granado de los rusos exiliados tras el triunfo de los bolcheviques, desde Kerenski a los Romanov herederos del zar o los generales blancos. Y a la escritora Irene Nemirovsky, entonces una joven "de unos 25 años", hija de un banquero ruso judío. Irene triunfaba en París con su primera novela, David Golder.

Ambos no imaginaban que el horror de su alrededor, entre aquellos rusos acabados, no era nada con lo que les esperaba. El español era ya periodista de renombre, que jugaría un papel al lado de Manuel Azaña y terminaría en el exilio, primero en Francia, donde con la entrada de los nazis recogió el material para "La agonía de Francia". Murió en Londres, olvidado. Nemirovsky escribiría la maravillosa "Suite francesa" y terminaría en Auschwitz, sin saber que había sido de sus dos hijas. En las dos obras, aunque bien diferentes, ambos se alarman, se asombran ante la actitud colaboracionista, vergonzante y egoísta de gran parte de los franceses.

Repasar a Chaves Nogales y Nemirovsky estos días asusta. Por la facilidad con que las democracias digieren el uso de la tortura o la ejecución de Bin Laden; por la actitud de Europa ante el final de la libre circulación del tratado Schengen; o por como para una parte de la izquierda y toda la derecha era lógico que un partido demócrata, Eusko Alkartasuna, viera cercenada su presencia en las elecciones. Cabe preguntarse si no tenemos síntomas ya de la actitud de los franceses que avergonzaba a Chaves y Nemirovsky.

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