En el ensayo Sed de sangre. Historia íntima del combate cuerpo a cuerpo en las guerras del siglo XX (Crítica, 2008), la historiadora Joanna Bourke investiga el comportamiento de un gran número de soldados estadounidenses, británicos y australianos en las dos guerras mundiales y en la de Vietnam. Si algo queda claro tras su lectura es que la actitud de esos ejércitos –y sin duda de otros muchos– hacia los prisioneros y civiles no siempre respetó la Convención de Ginebra y las normas morales básicas: en situaciones complicadas (que en la guerra
son casi todas), era habitual por ejemplo asesinar a los detenidos en lugar de trasladarlos a un campo.
Causa estupor descubrir que, al menos los británicos, no se han limitado a emplear la tortura contra los iraquíes, sino que la han sistematizado en manuales. ¿Tan impunes se creen los invasores, con sus tanques y sus bombas y el gran poder económico mundial detrás de ellos? ¡Qué bestialidad!, nos apetece exclamar. Pero me niego a utilizar esa palabra: no conozco a ninguna bestia que torture a sus congéneres. Sólo al ser humano.
Comentarios
<% if(canWriteComments) { %> <% } %>Comentarios:
<% if(_.allKeys(comments).length > 0) { %> <% _.each(comments, function(comment) { %>-
<% if(comment.user.image) { %>
<% } else { %>
<%= comment.user.firstLetter %>
<% } %>
<%= comment.user.username %>
<%= comment.published %>
<%= comment.dateTime %>
<%= comment.text %>
Responder
<% if(_.allKeys(comment.children.models).length > 0) { %>
<% }); %>
<% } else { %>
- No hay comentarios para esta noticia.
<% } %>
Mostrar más comentarios<% _.each(comment.children.models, function(children) { %> <% children = children.toJSON() %>-
<% if(children.user.image) { %>
<% } else { %>
<%= children.user.firstLetter %>
<% } %>
<% if(children.parent.id != comment.id) { %>
en respuesta a <%= children.parent.username %>
<% } %>
<%= children.user.username %>
<%= children.published %>
<%= children.dateTime %>
<%= children.text %>
Responder
<% }); %>
<% } %> <% if(canWriteComments) { %> <% } %>