- No aceptaré datos de instituciones públicas, obtenidos con un método lo más neutral posible o provenientes de organismos con autoridad universalmente reconocida. Una fuente sólo es fiable si confirma mi ideología.
- Las mujeres no son violadas y asesinadas por ningún motivo relacionado con nuestra educación de género. El hecho de que mueran regularmente a manos de sus parejas masculinas, pero casi nunca viceversa, constituye un enigma estadístico.
- Mis ideas machistas y patriarcales carecen de género, son libres y realistas. El feminismo en cambio se basa en apreciaciones subjetivas, autoritarias e ideológicas. Por esta misma regla, si un extranjero comete algún delito lo señalaré inmediatamente como extranjero, aunque los hombres que agreden a una mujer no deberán ser identificados por su sexo.
- La bandera de un país es mucho más importante, urgente y defendible que sus recursos públicos, su industria, sus trabajadores o la distribución de su riqueza.
- Los inmigrantes nos quitan empleo porque aceptan condiciones inaceptables para nuestros trabajadores. Si esas condiciones son legales, no exigiré una mejora de las leyes laborales. Y si son ilegales, tampoco exigiré mejores inspecciones. De hecho, los derechos laborales en mi país me interesan bastante menos que el control violento de sus fronteras.
- La inmigración representa una amenaza cada vez mayor, aunque siga descendiendo. Debemos defender a toda costa nuestra cultura occidental. El feminismo, el ecologismo o la diversidad sexual no son en absoluto occidentales.
- Bajar los impuestos estimula la economía. De quienes luego podremos pagar por los servicios que dejen de ser públicos.
- Los proyectos de memoria histórica perturban la convivencia, que sólo resulta concebible cuando gobiernan los partidos a los que voto yo. No hace ninguna falta repensar el pasado, porque ya lo narramos nosotros.
- La legalidad del aborto induce a las mujeres a abortar por gusto. Si pretenden decidir sobre su maternidad, lo decente es que paguen y se jueguen la vida. Por encima de todo defiendo la familia, siempre y cuando sea como la mía.
- Lo que hasta ayer me daba cierta vergüenza decir, porque ofendía o humillaba al prójimo, hoy lo llamo incorrección política. Al fin soy libre para ofender y humillar. Adelante, valientes.
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