Dominio público

Lisístratas en València

Sato Díaz

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y la vicepresidenta y consellera de Igualdad, Mónica Oltra, posan antes de una reunión en el Palau dels Catalá de Valeriola, en Valencia, el pasado septiembre. E.P./Jorge Gil
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y la vicepresidenta y consellera de Igualdad, Mónica Oltra, posan antes de una reunión en el Palau dels Catalá de Valeriola, en Valencia, el pasado septiembre. E.P./Jorge Gil

Cuando en marzo de 2017 fallecía repentinamente la joven rapera Gata Cattana, un jarro de agua fría caía sobre el mundo musical y sus seguidores, pero también sobre un feminismo en plena efervescencia en aquel momento, pues perdía a uno de sus símbolos. Y es que la cantante cordobesa tenía canciones que se habían convertido en himnos para una nueva generación de feministas que se apoderaba de las calles cada vez con más frecuencia.

"Que tenga que venir la Ana a rebatir a Freud, la tradición es larga desde Nietzsche hasta Unamuno, de Aristóteles a Darwin, desde Franco hasta Rajoy". El tema Lísitrata es una de esas canciones de la andaluza que marcaron época. Un homenaje a la protagonista de la comedia clásica del mismo nombre, Lisístrata, del dramaturgo Aristófanes.

El argumento de esta pieza teatral no puede ser más sugerente: las mujeres plantean una huelga sexual para presionar a los hombres atenienses y laconios para que frenen la guerra que mantienen. De esta manera, consiguen la paz. La obra se toma como ejemplo de la lucha de las mujeres frente a las maneras de los hombres y cómo la organización de estas hace avanzar el mundo hacia la justicia.

Del mismo autor es la comedia La asamblea de mujeres. En ella, Aristófanes habla de cómo las mujeres se organizan para gobernar Atenas visto el mal gobierno de los hombres. Organizadas en la asamblea y lideradas por Praxágora, instauran algo similar a una sociedad comunista en la que lo público garantiza la vivienda, el alimento y los cuidados a toda la sociedad. Este autor, que escribía prácticamente cuatro siglos antes de Cristo, muestra temas y posicionamientos políticos muy avanzados.

El próximos sábado, 13 de noviembre, las mujeres también toman el protagonismo en la política con el acto organizado por la vicepresidenta valenciana y dirigente de Compromís por el partido Iniciativa del Poble Valencià, Mónica Oltra, en el teatro Olympia. Bajo el título Otras Políticas, se reunirá en el escenario junto a Yolanda Díaz, Ada Colau, Mónica García y Fátima Hamed. La moderadora será la periodista Carolina Ferre.

El acto tiene dos componentes de relevancia. El primero, que todas las participantes sean mujeres feministas. Durante la última década y, sobre todo, con la entrada de lo que se conoció como nueva política en las instituciones, se ha venido reivindicando la necesidad de una feminización de la política.

Esto va más allá de poner en práctica un sistema de cuotas que favorezca la igualdad numérica entre hombres y mujeres en los cargos públicos y puestos de responsabilidad. Esto se refiere, tal y como se refleja en las comedias de Aristófanes a las que hacíamos referencia, a cambiar los ritmos de los procesos y tomas de decisiones, a evitar comportamientos y formas de hacer violentas en la práctica política, a introducir los cuidados en los espacios políticos para que todas las personas puedan participar de una forma amable y sin agresiones.

Las izquierdas, durante los últimos años, ha sido protagonista por las luchas cainitas y comportamientos ególatras, típicos de las masculinidades más rancias (a ver quién la tiene más grande). Esto ha sido causa, junto a otros muchos factores, de que el crecimiento del espacio político a la izquierda del PSOE que capitaneaba Podemos en 2015 se frenara y, posteriormente, retrocediera.

Ahora, muchas encuestas muestran la posibilidad de que el próximo gobierno del Estado sea del PP y Vox. Una derecha con tintes cada día más ultras, una ultraderecha consolidada como tercera fuerza política. Frente a ello, el entendimiento entre el PSOE y lo que hay a su izquierda y con las fuerzas políticas soberanistas y nacionalistas periféricas se hace necesario.

La otra característica del acto de la próxima semana tiene que ver con la procedencia geográfica de las participantes, representan una buena selección de la pluralidad territorial del Estado español, aunque quedan muchos territorios fuera del cartel. Oltra muestra València y su Govern del Botànic como ejemplo de un entendimiento entre las distintas izquierdas desde hace ya más de una legislatura.

Díaz, que trabaja para la creación de un espacio político que aúna a distintas sensibilidades a la izquierda del PSOE y que reactive la participación ciudadana en la política, viene de Galicia, primer ejemplo de unidad entre la izquierda clásica, el soberanismo de izquierdas, el ecologismo político y la nueva hornada de partidos de mediados de la década pasada, primero con AGE y después con las mareas. Por su parte, Colau es el mejor ejemplo de aquella nueva política que pasó de los movimientos sociales agitados por el ciclo del 15M (PAH) a las instituciones (Ayuntamiento de Barcelona), para lo cual también hubo de entenderse e incorporar a otras izquierdas preexistentes en Barcelona En Comú.

El caso de Mónica García es importante pues es la constatación ante el resto del Estado de ese otro Madrid diferente al de Isabel Díaz Ayuso y la separación de la idea de Madrid de la de centralismo, pues Más Madrid defiende que esta comunidad sea una más y hable de tú a tú al resto de territorios. La incorporación de Fátima Hamed al cartel, portavoz del Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía en el Ayuntamiento de Ceuta, incorpora también la reclamación de la diversidad religiosa y cultural a la primera línea de visibilización política.

Desde los equipos de las integrantes al acto se apresuran para asegurar que este no es el pistoletazo de salida de ninguna plataforma electoral. A nadie se le escapa, sin embargo, que Díaz está trabajando en la creación de un frente amplio que una a las izquierdas de cara al próximo ciclo electoral y se encuentra, según sus propias palabras, en un proceso de escucha a la sociedad civil. Es evidente que este acto da una idea de por donde pueden ir los tiros de ese frente amplio. Y que el éxito del mismo puede agilizar algunos procesos políticos o, al menos, evitar que tengan vuelta atrás.

También son destacadas algunas ausencias en el Olympia. Que no estén presentes las dirigentes de Podemos Ione Belarra o Irene Montero es objeto de comentarios con mayor o menor malicia. Por otro lado, esta semana, la dirigente de Adelante Andalucía, la anticapitalista Teresa Rodríguez, se ofrecía a Díaz para trabajar conjuntamente por "unas políticas valientes" y "dar voz propia a Andalucía", tal y como avanzó Público. Estas ausencias son ejemplos de las consecuencias de las peleas y división de las izquierdas del ciclo anterior de las que hoy quedan muchas heridas por curar. La presencia de unas hacía inviable la de otras. Estará por ver hasta qué punto estas viejas rencillas se mantendrán o no de cara a un nuevo ciclo político y electoral que pronto se ha de abrir.

Vienen meses de alto voltaje en los que el mapa político de las izquierdas se ha de redefinir ante distintas estaciones: elecciones andaluzas el año que viene, municipales y autonómicas en primavera de 2023 y generales, en principio, a finales de ese mismo año. Queda un mundo en política pero, de manera inevitable, el acto del Olympia cuenta muchas cosas e inicia un camino y un relato que está por escribir.

"Rosa de Luxenburgo, Campoamor, griega, amazonas. Vestal romana, sendero impío hacia la vida humana. Keny Arkana, Safo, Hipatia, Parks y Hatshepsut. Yo os invoco hijas de Eva buscando una luz", cantaba Gata Cattana. Una asamblea de mujeres, en mitad del mes de noviembre, de momento, ha puesto a la izquierda patas arriba.

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