Dominio público

El ruido y las nueces

Virginia Pérez Alonso

Directora de 'Público'

En un programa de Carne Cruda sobre las cloacas del periodismo, Antonio Maestre se despachó este martes a gusto y de manera infundada contra Público. En estos tiempos de gatillo tuitero fácil y verbo suelto (si tienes la suerte de que te pongan un micrófono delante), no serán pocos quienes esperen una respuesta a la altura de las acusaciones. Pues bien, nada más lejos de mi intención que bajar a ese lodazal.

¿Quién necesita hacerlo y para qué? Público seguro que no. No necesita cargar contra nadie, mucho menos contra periodistas o medios de izquierdas, ni siquiera cuando por sus cabezas vuelan bandadas de pájaros interesadamente conspiranoicos.

Aquí tenemos otra manera de hacer las cosas: nos dedicamos al periodismo, a poner las injusticias sobre la mesa, a contar historias que promueven cambios y mejoran vidas, a desmontar mentiras, a analizar y desmenuzar los asuntos más complejos, a sacar a la luz temas que los poderosos preferirían mantener ocultos, a iluminar las alcantarillas del Estado y a poner en evidencia a quien participe de ellas.

Es una tarea inmensa como para desperdiciar tiempo en peleas de gallos que solo benefician a quienes las promueven o agitan. Y en el ejercicio de esa tarea sólo podemos desear lo mejor a quienes intentan hacer un periodismo digno desde posiciones más o menos cercanas a las que sostenemos en Público, ya sean medios grandes o pequeños. Siempre lo hemos hecho, con nuestras divergencias y distintos criterios; y así seguirá siendo. Al menos en lo que a Público respecta. La derecha mediática copa canales de televisión, radios y periódicos con un discurso monolítico que, obviamente, logra imponer. ¿De verdad nuestras lectoras y lectores necesitan y merecen que los medios progresistas se abran en canal entre ellos? Que nadie cuente con Público para ello.

Nuestras suscriptoras y suscriptores lo son porque confían en nuestro periodismo y porque saben que aquí no engañamos a nadie. Lo que ves es lo que somos; ni más, ni menos: un medio honesto y modesto, con unos 50 periodistas —muchos menos que los que trabajan en otros grandes medios de comunicación—, varias decenas de columnistas y colaboradores... y un podcast. Y, sin embargo, nuestras cifras de audiencia están cada vez más cerca de las de los más grandes.

Somos de izquierdas y no lo ocultamos; este diario es una tribuna abierta para políticos e intelectuales progresistas. Todas y todos son bienvenidos. Queremos debate y discrepancia, pero siempre desde la audacia, la inteligencia, el respeto y la argumentación. Lo que empezamos a construir hace unos pocos años hoy ya es una realidad: Público es el espacio más diverso dentro del progresismo español. Aquí siempre suceden cosas interesantes porque este es un lugar vivo, en movimiento y aprendizaje constantes, abierto al debate, a la crítica y a la reflexión.

Y por todo lo anterior somos también un medio incómodo, a veces incluso para nuestras lectoras y lectores: no, no tenemos tantos suscriptores y suscriptoras como nos gustaría. Ni tantos como para ser sostenibles (de momento). Pero no necesitamos ir a buscarlos a otros lugares que no sean nuestro periodismo, el que hacemos en Público.

Siempre habrá quien elija vivir del ruido. Ahí no nos encontrarán, somos más de nueces: información, análisis, criterio y rigor. Si quieres dedicar tu tiempo a lo que importa, únete a Público.

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