Dominio público

Los amigos de mis amigas y más

Ana Pardo de Vera

Este viernes, Íñigo Errejón, líder de Más País, estará con Yolanda Díaz, vicepresidenta y ministra de Trabajo. para protagonizar un acto de presentación del informe Precariedad laboral y salud mental: conocimientos y políticas. Hace un año, ambos estuvieron juntos en un acto similar para presentar al comité que se encargaría de elaborar el documento.

El pasado fin de semana, Errejón se fundió en un abrazo en Canarias con Alberto Rodríguez, el exsecretario de Organización de Podemos al que se arrebató el escaño injustamente y, si me apuran, con inmensa grosería por parte del Poder Judicial y el Legislativo. Rodríguez, que también contó en su acto con Joan Baldoví, líder de Compromís, y Fátima Hamed, cabeza del Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía (MDyC) en Ceuta, presentaba la colaboración entre su nueva formación política canaria, Proyecto Drago, y Más País. Rodríguez se une, pues, al movimiento territorial impulsado por Errejón, que aúna distintas formaciones dispuestas a hacer valer el peso de los territorios durante los procesos electorales autonómicos y municipales. De momento.

Nada de todo esto, y pese a que el objetivo parece estar centrado en los comicios del 28 de mayo, es ajeno al proceso de suma de Yolanda Díaz. Y como era de prever, el sector más duro de las redes sociales afín (entregado) a Podemos, ha puesto el grito en el cielo: "¡Yolanda Díaz, con Errejón!". Gritos de "traidores" u "Os va a votar tu p*** madre" se han mezclado con los incondicionales a Pablo Iglesias y a la formación morada. Lo cierto es que también se detectan cada vez más reacciones de quienes se dicen votantes de Podemos y, sin embargo, apelan a la paz y al proyecto de unidad que impulsa Díaz tras ser ungida (sic) por Iglesias.

Se entiende que tras aquel gesto digital del exlíder de Podemos, la vicepresidenta segunda tendría libertad, incluso, para equivocarse a la hora de montar su proyecto electoral y la cuestión ahora es quién se suma y quién no. Díaz atrae a mucha gente a sus actos, su valoración pública está muy arriba con respecto a todos los demás líderes políticos y ahora, la cuestión es saber cómo se va a conformar esa amalgama de candidaturas -procedentes de formaciones políticas y otros ámbitos-, que no lo es -ojo- de partidos políticos. Alberto Garzón, líder de IU, también al lado de Díaz, lo dejó claro: el proyecto de la vicepresidenta no puede ser una suma de partidos sin más.


Podemos quiere una coalición, según han manifestado en distintas ocasiones sus dirigentes principales, pero el proyecto de Díaz no es de coalición de partidos, sino de suma de candidaturas. La ministra de Trabajo no ha concretado el cómo, probablemente lo más complejo, pero ha dado muestras suficientes del qué, y por ello, quiere que las municipales y autonómicas no sean su campo de momento, aunque ya vayan sumando los partidos territorializados que a ellas se presentan y Díaz les dé apoyo explícito.

Es lógico, no obstante, que la formación de Ione Belarra pretenda mantener el protagonismo que le corresponde electoralmente -al menos, del pasado y presente- en el nuevo proyecto de Sumar, pero la coalición de partidos parece incompatible con él si no se busca desvirtualizar el plan de quien fue elegida (sic) para encabezar el espacio de Unidas Podemos (y sumar a otros posibles). Liderar no consiste únicamente en poner cara, cuerpo y gestión, sino en diseñar y aplicar equilibrios y talante propio, con el riesgo consecuente, sobre todo, tratándose de algo tan novedoso en una sociedad muy conservadora en la forma de sus partidos. Podemos debe respetar el proyecto de Díaz y decidir pronto si irá o no en él y cómo, manteniendo su representación proporcional; no me cabe ninguna duda de que no hacerlo sería un desastre para la llamada izquierda a la izquierda del PSOE y, por tanto, supondría la no reedición de la coalición progresista en el Gobierno y la muy posible entrada de la ultraderecha en La Moncloa. Nada menos.

El juego de equilibrios que deberá resolver Díaz con Podemos, y viceversa, tiene su punto álgido en las autonómicas y municipales de mayo, aunque se nos diga que no van con Sumar, y serán los resultados de todas esas formación territorializadas que ya se muestran como aliadas de Díaz, así como los de Podemos, quienes ayuden a tomar el pulso electoral para la conformación definitiva de la nueva candidatura para la Presidencia del Gobierno para noviembre-diciembre, con una mujer al frente. No hay ni habrá movimiento pequeño, por discreto que sea. No lo ha habido nunca.


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