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Ayuso, en Euskadi: otra OPA hostil a Feijóo

Ana Pardo de Vera

Ayuso, en Euskadi: otra OPA hostil a Feijóo
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, junto al expresidente del Gobierno, José María Aznar.- EFE

En las elecciones municipales de 2003, el entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, apostó por cerrar la lista de Bilbao y apoyar al candidato del PP al Ayuntamiento, Antonio Basagoiti, quien llegaría a ser candidato a la Lehendakaritza dos veces: en 2009, cuando el PP apoyó al socialista Patxi López en la investidura y en la mayoría de la legislatura, y en 2012, cuando el PP se convirtió en la cuarta fuerza en las tres provincias vascas y en su Parlamento, y el PNV volvió al poder. Desde entonces, el PP de Euskadi ha ido de mal en peor, pasando de los diez escaños de Basagoiti en 2012 a los seis que tiene actualmente y tras los últimos comicios de 2020 con Carlos Iturgaiz, además, liderando una alianza electoral con Ciudadanos.

En el Aznar presidente del Gobierno (recuerden: no existen las casualidades en política) debió de pensar la presidenta de la Comunidad y del PP de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, este martes cuando anunció que cerraría la lista de Esther Martínez, candidata al consistorio bilbaíno, que ha sido recuperada para la primera línea política tras ser desplazada por Pablo Casado y Teodoro García Egea "por su fuerte carácter", cuentan en la calle Génova. Para que luego digan que los líos de derecha y ultraderecha no son divertidos.

A Ayuso y a su habilísimo jefe de Gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, amigo y exalto cargo de Aznar que cerrará la lista para el 28 de mayo de Durango (Bizkaia), se les ha venido a la cabeza la jugada del expresidente y, en lugar de proponer a Alberto Núñez Feijóo que fuera él quien retomase el gesto de Aznar, le informaron de la estrategia y ejecutaron, sin más. Al fin y al cabo, Feijóo no es presidente del Gobierno, veremos si lo llega a ser, y Ayuso sí lo es de la Comunidad de Madrid. Bien mirado, la Puerta del Sol en manos del PP siempre ha vestido más que la calle Génova a secas, como oposición, sin La Moncloa ni nada.

La última vez que Basagoiti se presentó como candidato a la Alcaldía de Bilbao, con Aznar cerrando la lista en 2003, consiguió ocho concejales y el liderazgo de la oposición a un PNV muy fuerte. Actualmente, tras las últimas elecciones municipales de 2019, tiene tres y es la última fuerza política del pleno, con 15.441 votos. Al menos, en el Parlamento vasco es la penúltima fuerza, por encima de Vox, que entró en 2020 con un escaño. Quédense con estos datos, porque son difíciles de empeorar, aunque si yo fuera la candidata Martínez, estaría echando pestes por la brillante idea de Ayuso y MAR, una vez más, pensando en lo suyo más que en lo de Euskadi; o mejor dicho, a costa de lo de Euskadi.


Lo hizo Esperanza Aguirre blandiendo a Santiago Abascal como protegido en su chiringuito madrileño pagado con nuestros impuestos y lo hace Ayuso, siempre utilizando el discurso de la victimización del PP vasco sin dar a sus dirigentes más valor que el de resistir o morir a manos de ETA y ahora, de sus herederos, socios de Pedro Sánchez. La banda terrorista desapareció en 2010, pero la presidenta madrileña ya la ha citado tropecientas veces en su precampaña para repetir gobierno; gobierno autonómico, de momento.

Para Ayuso, los dirigentes del PP vasco son como los ladrillos de un muro que resisten, pasivos, los temporales, las embestidas del mar, el mazo del picapedrero o las tormentas de arena, y deben ser apoyados por ello, aunque todos estos fenómenos estén en su imaginación ... y en su cuenta de resultados en Madrid: si hay un lugar en el que sigue calando el discurso anti-ETA, anti-nacionalismo, anti-Venezuela, anti-comunismo, anti-Lucifer-rojo ..., es decir, las esencias del discurso más rancio de la (ultra)derecha, es el territorio capitalino donde me hallo ahora. Ayuso y MAR lo saben y lo utilizan; lástima que a Feijóo le falten agallas para negarse y pedir más respeto por los/as políticos del PP de Euskadi, territorio desde donde miran a la (ultra)derecha de Madrid como un exotismo medieval e, incluso, como divertimento. Afortunados.

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