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El 1 de mayo, los medios y nuestro Haymarket en Almonte

Miquel Ramos

El 1 de mayo, los medios y nuestro Haymarket en Almonte
Una mujer ha fallecido y otras 25 han resultado heridas, entre ellas siete de pronóstico grave, al volcar un autobús que trasladaba a trabajadoras temporeras marroquíes en el kilómetro 16 de la carretera A-484, en el término municipal de Almonte (Huelva).-EFE

No podía empezar peor el Primero de Mayo. Una mujer, una jornalera de origen marroquí, moría camino al trabajo. Día del Trabajador. Una efeméride que, para ella, para las compañeras que también resultaron heridas en el autobús accidentado, y para miles de trabajadores más, no significa más que otro día en que poder trabajar para sobrevivir. No hace la fecha más grave su muerte que la de cientos de personas más cada año en el tajo, pero sí que nos sacude a pocas horas de empezar a ver desfilar en nuestras calles las múltiples protestas que nos recuerdan los derechos que hemos perdido y los que nos faltan por conquistar.

"Sin derecho a huelga ni celebraciones. Sin poder permitírselo porque la necesidad aprieta. Treinta y ocho mujeres consideradas números y no personas que se dirigían al trabajo. Aquí manda la producción", decía el Twitter de Jornaleras de Huelva en Lucha. Ana Pinto, cofundadora de este colectivo, explicaba en una entrevista en RTVE cómo es una jornada laboral de cualquier temporera como la que falleció en el fatal accidente, sus condiciones laborales, sus extenuantes jornadas y los incumplimientos de las empresas de múltiples acuerdos y leyes. Las trampas de la contratación en origen que esconden las múltiples irregularidades y las precarias condiciones con las que vienen y se marchan. En esta ecuación se encuentran no solo las leyes de mercado y nuestra legislación en materia laboral, sino también una Ley de Extranjería y unos acuerdos con otros países donde todos los derechos están de saldo.

Menos de un minuto en la televisión ocupó el accidente, sin ni siquiera entrar en las cuestiones que sí que pudo explicar Ana Pinto en la radio pública española, y cuya entrevista es de obligada escucha. Los informativos dedicaron mucho más tiempo a retratar a los líderes sindicales en sus respectivas marchas, a los políticos que se dejaron ver, y a las celebraciones de esta significativa fecha en otros países del mundo. Lo mismo de cada año. Lo mismo que en la prensa y en redes. Desde los mártires de Chicago como recuerdo por los hechos de Haymarket hace más de un siglo, hasta el habitual pornoriot, la espectacularidad y el regocijo en los disturbios, principalmente en Francia.

Sin embargo, y dándole una vuelta un día después, volviendo a escuchar a las jornaleras de Huelva y releyendo el artículo que publicó Olga Rodríguez en 2021 al respecto, te preguntas cómo puede pasar un 1 de Mayo tan cerca y tan lejos de todas ellas. Ana Pinto ya explicaba, junto a su compañera Najat Bassit, cómo iniciaron la lucha y a qué se enfrentaban entonces. Dos años después, Pinto recalca en su entrevista en RTVE que poco ha cambiado desde entonces.

Fue la macabra coincidencia la que hoy ha puesto a las jornaleras marroquíes de Huelva en el centro de esta pieza, pero cada día encontramos miles de razones, tantas como trabajadoras explotadas e inseguras, precarias y abandonadas. Ejemplos de lo que no debería ser y de lo que todavía hoy se permite que sea, hay a patadas en este país, bajo la lógica del mercado y la falta de recursos o de voluntades de nuestras administraciones para meter en vereda a esos empresarios sin escrúpulos que se lucran con ello.

Recibieron más atención, sin embargo, los fascistas que también usan esta fecha para reivindicarse y tratar de arrogarse no sé qué defensa de la clase trabajadora. Aunque los gestores del neoliberalismo y de la socialdemocracia poco pueden presumir, los perros de presa del capitalismo, todavía menos. Esos fascistas que recetan ‘patria’ cuando el hambre aprieta, que apuntan siempre hacia abajo con sus rifles mientras los de arriba les acarician el lomo, y que tratan de enfrentar a la clase trabajadora por su lugar de origen o su cultura.

Nuestro Haymarket estaba anteayer en Almonte, en Huelva, no en la Gran Vía de Madrid. Ha estado en Cádiz con los trabajadores del metal en 2021 y estuvo en Tubacex, en las luchadoras de Inditex o en las kellys. Algunas victorias, y muchas otras derrotas que no pueden caer en el olvido, aunque el foco mediático lo evite y lo inmediato lo relegue. Porque detrás de las cifras macroeconómicas, de los brindis ministeriales, de las fotos de campaña y de los relatos apocalípticos de las derechas, hay historias como las de la trabajadora fallecida el Primero de Mayo en las carreteras de Huelva yendo a trabajar. Estas son nuestras derrotas cotidianas que debemos convertir en motivos cada día para seguir luchando por los derechos de todas y de todos nosotros.

 

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