Dominio público

Revuelta en el Campus: los universitarios norteamericanos se levantan contra la masacre en Gaza

Ruth Ferrero-Turrión

Profesora de Ciencia Política y Estudios Europeos en la UCM

Estudiantes miembros de la Coalición de Estudiantes por la Justicia en Palestina mantienen un campamento este jueves, en el patio de la Universidad George Washington en Washington (EEUU).- EFE/Lenin Nolly
Estudiantes miembros de la Coalición de Estudiantes por la Justicia en Palestina mantienen un campamento este jueves, en el patio de la Universidad George Washington en Washington (EEUU).- EFE/Lenin Nolly

Durante las últimas semanas se está viviendo en distintos campus universitarios de las más excelsas universidades norteamericanas una movilización estudiantil que recuerda a aquellas otras de 1968. Entonces la protesta era contra la guerra de Vietnam. Hoy es contra la masacre que está sucediendo en Gaza. 

La ocupación del campus de la Universidad de Columbia continua la estela de las protestas del 68 y de 1985, cuando fue la primera escuela de la Ivy League que consiguió desinvertir en el apartheid de Sudáfrica. Los estudiantes de Columbia conocen su historia, no en vano tienen asignaturas donde les cuentan con orgullo los grandes hitos de su campus, entre otros, la historia del movimiento pacifista en los 60 contra la guerra de Vietnam y las movilizaciones a favor de los derechos civiles, y de las que las actuales autoridades parecen no acordarse. 

Comenzaron las protestas que se acompañaron por el levantamiento del "Campamento de Solidaridad con Gaza". La movilización fue diseñada y planificada durante meses por distintas organizaciones como Apartheid Divest de Universidad de Columbia, Estudiantes por la Justicia en Palestina y Voces Judías para la Paz como respuesta a los acontecimientos de Gaza. El objetivo principal es el de conseguir la ruptura de cualquier tipo de vinculación, financiera y política, entre el Estado de Israel o sus empresas con la Universidad. Es decir, se sigue el modelo de los 80 en relación con Sudáfrica, el de que la universidad se deshaga de la desinversión empresarial procedente del país que vulnera derechos. Este mismo objetivo es el que tienen el horizonte Cornell y Yale, entre otras universidades, que poco a poco son multitud en el panorama norteamericano y que, de manera tímida, comienzan a llegar a Europa. Lo que se pide por parte del movimiento estudiantil es la venta de todas las participaciones en fondos y empresas que puedan estar dando cobertura al ataque israelí sobre Gaza así como a la ocupación de Cisjordania. 

Desde el 17 de abril cuando comenzó el campamento han tenido lugar varios acontecimientos que reflejan un contexto que se agrava por momentos. El campus que convive con la ciudad ha sido cerrado y controlado por la policía, de hecho, se ha procedido al arresto de varios cientos de estudiantes de este campus por orden de su rectora, Minouche Shafik, que les acusa de conformar un movimiento antisemita. Los estudiantes defienden la diversidad y la defensa de los derechos humanos. Todos ellos, eso sí, propalestinos y anti-sionistas, que no anti-semitas, como las autoridades tanto de la universidad, como de NYC, han argumentado al lanzar las cargas policías y las detenciones de los estudiantes, detenciones que se extienden ya por otras universidades a lo largo y ancho de todo el país como Yale, Texas, California o NYU. En esta ocasión se está dando la paradoja de que no sólo EEUU no exige el fin del genocidio a Israel, sino que es el mismo Netanyahu quien pide que se repriman las manifestaciones pro palestinas en los campus de EEUU, y lo peor, es que el gobierno de Biden le hace caso. Si bien las movilizaciones en los campus están compuestas por la futura elite política y económica del país, a buen seguro, que este nuevo ciclo de protestas tendrá impacto en las presidenciales de este año. 


Y mientras las universidades del mundo anglosajón (y alguna otra Europea) se movilizan y se enfrentan a sus propias autoridades, en España, por el momento, el activismo estudiantil no termina de ponerse en marcha 

También en nuestros campus habría motivos para esa movilización que vemos del otro lado del Atlántico, si bien nuestras universidades no dependen del mismo modo de la inversión de activos israelíes. Tal y como ha denunciado el Centro Delás, son varias las universidades que vía proyectos europeos de I + D colaboran con corporaciones militares israelíes tan potentes como Elbit Systems, IAI (Israel Aerospace Industries) y Rafael. Pero, además, el Banco Santander, la principal entidad financiera de diversas universidades públicas, es financiador directo con una inversión de más de 1500 millones de dólares de BOEING, empresa encargada de la fabricación de cazas y helicópteros para el ejército israelí. Esto son sólo algunos ejemplos, pues sobran los motivos para comenzar a hacer valer el papel social de la Universidad también en España. Sólo falta tener el impulso y las ganas para ponerlo en marcha y comenzar a exigir a nuestros rectorados que comiencen a ser consecuentes.

Algunas iniciativas ya están en marcha gracias a la Red Universitaria por Palestina que aúna a profesores, estudiantes y personal de la universidad, también hay universidades como en la Universidad del País Vasco el boicot contra Israel ha comenzado y desde algunas facultades como la de Ciencias Políticas y Sociología de la UCM se han lanzado peticiones al rectorado para que suspenda los lazos con el Banco Santander. Estos son los primeros pasos para devolver a las universidades su sentido como espacios para la crítica y la libertad de expresión, además de para volver a situarlas como determinantes y esenciales en la vida pública. Empezar por la Universidad la desconexión con el Estado de Israel sería un comienzo. Si no somos capaces de hacerlo desde la Universidad, entonces la Universidad pierde su razón de ser.

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