Ecologismo de emergencia

Oscuros ladrillos se ciernen sobre los bosques de Campamento en Madrid

Iván Pérez Marinas

Co-coordinador de Alianza Verde Madrid y vecino afectado de la zona

Bosques de Campamento, en el corazón del suroeste del distrito de Latina (Madrid)
Bosques de Campamento, en el corazón del suroeste del distrito de Latina (Madrid)

Por la escasísima difusión que ha tenido en los medios de comunicación da la impresión de que el PSOE y el PP han querido cerrar a escondidas el acuerdo del pelotazo urbanístico de Campamento. Sin embargo, las personas activistas comprometidas por el bienestar de la ciudadanía madrileña y por la conservación de sus espacios naturales sí que se han enterado, y así lo han manifestado este fin de semana en una caminata reivindicativa organizada por la plataforma Corredor Ecológico del Suroeste de Madrid, en el que, junto a colectivos ecologistas y ambientalistas, han participado las asociaciones vecinales de los barrios de la zona, Campamento y Aluche principalmente.

El pasado viernes día 12 de enero Borja Carabante, delegado de Urbanismo del alcalde Martínez-Almeida, y David Lucas, secretario de Estado de Vivienda del ministro Óscar Puente, han estrechado sus manos para fijar fechas y plazos para la llamada Operación Campamento y sentenciar a su asolamiento al pulmón verde del suroeste de la ciudad de Madrid, conformado por los bosques de Campamento, a un lado de la Carretera de Extremadura, y el humedal y los retamares del entorno de los arroyos Meaques y Valchico, a su otro lado.

Sinceramente no sorprende la falta de sensibilidad medioambiental de estos políticos si recordamos los arboricidios perpetrados y a perpetrar por el Ayuntamiento de Madrid o la aprobación de la destrucción de la Albufera de Valencia por parte del Gobierno PSOE-Sumar, brindis mediante. En esta situación, la movilización ecologista y el ruido vecinal suponen el único camino para evitar esta agresión, la cual detallo a continuación.

El corredor ecológico del suroeste es un extenso espacio natural formado por unas 3000 hectáreas sin urbanizar que conectan de forma ininterrumpida el Parque Regional del Curso Medio del Río Guadarrama con la Casa de Campo. Presenta una amplia biodiversidad de flora y fauna con muchas especies vulnerables y es, junto a la zona del Monte de El Pardo, el único pasillo verde que queda en las inmediaciones de la ciudad de Madrid. Por ello su preservación frente a ataques urbanísticos es crucial y, precisamente, lo que habría que hacer es otorgarle una personalidad jurídica para garantizar su conservación y cuidado y ponerlo a disposición de la gente para su disfrute y conocimiento.

Junto a este corredor, en la vertiente meridional de la Carretera de Extremadura, se encuentran los poco conocidos bosques de Campamento. A raíz de la demolición de los cuarteles hace 20 años, la sabia naturaleza siguió su curso y en los diferentes solares abandonados han brotado unos bosques frondosos. Son imprescindibles para la absorción de los altos niveles de gases perjudiciales para la salud humana que emanan de las muy transitadas vías urbanas de la zona, tanto el Paseo de Extremadura como la Avenida de los Poblados. Lo sensato sería mantener y conservar estos bosques y derribar las tapias de los solares para que los vecinos podamos pasear por ellos.

Barrio de la Latina, Madrid.
Barrio de la Latina, Madrid.

Ante esto, PP y PSOE, PSOE y PP (tanto monta, monta tanto), sacuden el viejo argumento de la necesidad de construcción de vivienda por el bien de la ciudadanía para garantizar su acceso a ella. Sin embargo, si de verdad les importase este derecho recogido por nuestra Constitución, se preocuparían por dar salida al alto volumen de vivienda vacía existente en el distrito de Latina, división administrativa donde se circunscriben los bosques de Campamento. Según un estudio realizado por la Junta Municipal de Latina en 2019, en torno al 10% de las casas de esta zona están vacías.

¿Y si en vez de construir más vivienda nueva, que lo único que hace es encarecer el precio de compra en Madrid, se aplicase la Ley de Vivienda impulsada por Unidas Podemos en el anterior Gobierno y así, por ejemplo, se fijaran topes en los precios de los alquileres, que actualmente rondan a unos 1000 € mensuales en el colindante barrio de Aluche?

¿Y si se pusieran controles para evitar que la vivienda de segunda mano fuese a parar a fondos buitre, que pueden permitirse el lujo de dejar vacías las viviendas durante meses y años hasta que aparezca un comprador o un inquilino que esté dispuesto a pagar sus desorbitados precios?

¿Y si se hiciera un parque público de vivienda con la expropiación de las viviendas vacías que están en manos de los bancos, los cuales, por cierto, aún nos deben a los españoles el rescate que pagamos para que no cayeran en quiebra? Hay alternativa frente a la especulación y se llama política social.

Para el final he dejado la mayor tomadura de pelo que el Ayuntamiento de Madrid ha realizado a los vecinos en su historia reciente, el soterramiento del Paseo de Extremadura, el cual sin ningún criterio ha ligado a la consecución del ladrillazo de Campamento. Aparte de la irracionalidad que supone, desde el punto de vista de la movilidad sostenible y siendo conscientes de un inevitable futuro decreciente en vehículos privados, el aumento del número total de carriles en esta autopista incrustada en plena ciudad, se encuentra la inviabilidad técnica de construir carriles subterráneos por el mismo sitio donde ya pasa el túnel de la línea 5 del metro.

Frente a este despropósito, el movimiento vecinal debería recuperar el proyecto que hasta hace poco reivindicaba con vehemencia: la conversión del Paseo de Extremadura en vía urbana a su paso por los barrios de Campamento, Aluche, Lucero y Batán. Con el objetivo de reducir el estruendoso ruido y los altísimos niveles de contaminación, este proyecto ciudadano defiende la reducción de carriles para coches y su sustitución por carriles exclusivos para autobuses urbanos e interurbanos, que garanticen la conexión a larga distancia, a la par que la creación de pasos peatonales en superficie con semáforos y la ampliación de aceras, para asegurar una movilidad de proximidad segura en el entorno. Asimismo, esta reivindicación va unida a otras de movilidad de la zona, como la pacificación del tráfico en la Carretera de Boadilla del Monte.

Así pues, nos encontramos ante un choque entre modelos de ciudad, el viejo modelo productivista basado en el enriquecimiento de los promotores inmobiliarios y el nuevo modelo ecologista cuyo único objetivo es la calidad de vida de la gente común. Si alguien está interesado en profundizar sobre este tema aplicado a Madrid, os animo a la lectura de este otro artículo que publiqué hace unos meses en este mismo espacio: La gente de Madrid se merece un urbanismo social y sostenible.

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