El mapa del mundo

El que no sea implacable lo pagará caro

Acabada la temporada regular (las interminables primarias y su periodo posterior), han llegado por fin los play-off a las elecciones norteamericanas. Como en la NBA, todo lo ocurrido hasta ahora importa poco o nada. El que dude –el que no tenga claro cuál es su estilo, el que no sea implacable al aprovechar las debilidades del rival– lo pagará caro.

Los pronósticos anteriores no valen demasiado porque en realidad la campaña empieza ahora. Es el momento en que mejor se manejan los republicanos. Saben pulsar la tecla sensible del electorado y saben definir a los demócratas en los peores términos posibles. Y no tienen piedad.

Los demócratas son expertos en morir al llegar a la orilla. Sus últimos candidatos (Gore y Kerry) creyeron que ganarían sin sudar la camiseta y sin mancharse las manos en el barro. Para vencer, hay que emplearse a fondo en la defensa sin importar lo que diga el reglamento. El electorado norteamericano es un árbitro muy condescendiente con el juego sucio.

Iñigo Sáenz de Ugarte

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