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El MI5 da un toque a Rusia

En la era del terror islamista, Rusia debería eliminar su red de espionaje en Reino Unido. Asi lo ha sugerido el jefe del Servicio británico de Seguridad nacional (MI5), Jonathan Evans, en su primer discurso público desde que tomó posesión del cargo, en abril de 2007. "Me decepciona tener que seguir destinando importantes cantidades de equipo, dinero y recursos humanos a combatir esta amenaza", dijo, el 5 de noviembre, refiriéndose a los espías rusos que operan en suelo británico.

La Guerra Fría se cerró hace dos décadas pero el número de agentes rusos no ha disminuido, advirtió Evans. Planean sus operaciones encubiertas en la sede de la embajada rusa en Londres, en el barrio de Kensington, o en organizaciones asociadas, para intentar "robar nuestra tecnología en proyectos civiles y militares" e "informes confidenciales políticos y económicos".

La industría del espionaje se sirve de Internet para montar en sus redes informáticas "sofisticados ataques", que desvían la atención del MI5 de la principal amenaza a la seguridad nacional británica: Al Qaeda y sus grupos asociados. "Son recursos que preferiría enfocar contra el terrorismo internacional, una amenaza para toda la comunidad internacional, no sólo para Reino Unido", criticó el decimosexto director general de un servicio fundado en 1909. En marzo de 2005, la BBC calculaba que había una treintena de espías rusos en Inglaterra.

De acuerdo con Evans, el MI5 sospecha de "por lo menos" 2.000 individuos involucrados en mayor o menor medida con la causa radical islamista dentro de Reino Unido (un incremento de 400 personas respecto a la cifra dada un año atrás). Pero hay que priorizar a quién se investiga y a quién no, añadió a modo de excusa.

Excusa por la serie de errores destapados durante las investigaciones del múltiple atentado del 7-7 en el trasporte público de Londres. Excusa por los fallos de los servicios de seguridad desvelados en la vista judicial del fallido atentado en la misma red de transporte quince días después, el 21 de julio de 2005. El brasileño Jean de Menezes fue la principal víctima de esta última operación, al ser abatido a tiros por agentes armados encubiertos.

Los cabecillas de ambos atentados estaban fichados por las fuerzas de seguridad. Cayeron bajo el radar del MI5, pero no se consideraron suficientemente peligrosos para continuar con la vigilancia. Probablemente se conocieron en un campo de entrenamiento de Pakistán, pero la alarma sólo saltó a la luz pública en las sesiones judiciales.

"Cada decisión de investigar a alguien, implica una decisión de no investigar a otro individuo. Conocer algo de alguien no es lo mismo que conocer todo de alguien. Deberíamos tenerlo en cuenta cuando hablamos de los llamados 'fallos de inteligencia'", recordó Evans sin entrar en detalles.

No necesitaba hablar más de la cuenta. La herida de los atentados de julio 2005 aún supura y los familiares de las víctimas siguen exigiendo una investigación independiente que llegue al fondo de la verdad. El Gobierno laborista se niega a claudicar en la materia. Quizá se vea algún día obligado por orden judicial.

Mientras tanto, sólo hay una explicación oficial a tantos 'fallos de inteligencia'. La creciente presión de los agentes secretos frente a la "determinación de Al Qaeda por perpetrar ataques terroristas contra Reino Unido", según palabras del jefe de MI5.

Lourdes Gómez, Londres

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