El mapa del mundo

Identidades múltiples

La mal llamada globalización tiene muchas más fallas y repliegues de lo que parece. Ni se expande de modo homogéneo, ni mantiene un ritmo constante, ni el progreso efectivo en el terreno de los derechos humanos avanza al mismo ritmo que los efectos más negativos en el ámbito económico.

Balances desiguales y más bien deprimentes. Pero hay otros problemas que parecen pasar más bien desapercibidos y son muy importantes. De hecho son una de las causas estructurales del desorden global actual. No sé si al fin se ha impuesto el famoso "choque de civilizaciones", a pesar de los éxitos tácticos que en este empeño ha tenido por ejemplo Bin Laden, pero no ayuda nada el empeño de políticos, comentaristas y líderes religiosos y culturales en simplificar artificialmente las cosas, y no abordar uno de los problemas de nuestro tiempo: la cuestión de las lealtades múltiples de los seres humanos.

Ni un británico de origen bangladeshí se siente sólo musulmán, ni un judío como Woody Allen se siente sionista, ni un libanés sabe siempre a qué atenerse, pues un día su entorno le requiere como panárabe (umma al arabía: la nación árabe), otro día como patriota libanés, otro día como sunita, chiíta, maronita o druso, según vayan los tiros (en sentido literal). Las reacciones de xenofobia italiana, sin saber distinguir no ya entre un rom y un rumano, sino entre el delincuente y los inmigrantes alimentan esta confusión ambiental. A ver si nos enteramos, todos tenemos identidades múltiples: es así de simple.

Pere Vilanova

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