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Schröder lanza un dardo envenenado

El ex canciller Gerhard Schröder cree que su sucesora, Angela Merkel, se deja llevar en sus relaciones con Rusia por una "emocionalidad" atribuible a su biografía en el este alemán. Schröder lanzó el dardo el fin de semana pasado en una cena de gala en el museo Martin-Gropius-Bau, en Berlín. No mencionó a Merkel por su nombre, pero no hay duda de que se refería a ella.

El diario "Handelsblatt" reproduce varias citas de Schröder en esa velada. "Se puede filosofar en torno a una política energética vinculada a unos valores. Pero el gas es realmente necesario", habría dicho el ex canciller. Merkel reclama reiteradamente, con más o menos suavidad, más democracia y menos autoritarismo al presidente ruso, Vladímir Putin. Schröder añadió en la susodicha cena, siempre según "Handelsblatt", que es peligroso construir "muros retóricos" ante Rusia, "dicho con toda la comprensión por las biografías de la RDA". O sea, que Merkel está resentida contra Putin por ser éste ruso y ella procedente del este alemán. "Yo, como hombre libre, estoy convencido de que eso no es inteligente", añadió Schröder. Es decir, que él es un pragmático que vela por los intereses de su país mientras que Merkel se deja llevar por resentimientos histórico-ideológicos. Más o menos eso quiso decir.

Las reacciones no se han hecho esperar. El vicepresidente del grupo parlamentario democristiano, Wolfgang Bosbach, señaló: "Quien como Gerhard Schröder ha fracasado de una forma tan grandiosa debería guardarse de repartir consejos". Bosbach añadió que "la línea pragmática de Angela Merkel ante Rusia se diferencia sanamente de la de su predecesor. Se ha acabado por fin el compañerismo", dijo en referencia a las excelentes relaciones, políticas y personales, entre Schröder y Putin. También le criticó el portavoz de política exterior del mismo grupo, Eckart von Klaeden: "Todo el mundo sabe quién le paga a Schröder". El ex canciller preside el consejo de supervisión del consorcio ruso-alemán NEGP, que explotará un gasoducto entre los dos países.

En los últimos días se suceden los dardos envenenados en la política alemana. El vicepresidente del Parlamento Wolfgang Thierse, socialdemócrata como Schröder, se disculpó ante el ex canciller democristiano Helmut Kohl después de haber dejado caer la siguiente frase en una entrevista: "Abandonar en su casa de Ludwigshafen a su mujer, como hizo Helmut Kohl, no es un ideal". Thierse estaba hablando de la decisión del vicecanciller y ministro de Trabajo, su colega de partido Franz Müntefering, de abandonar sus cargos para estar con su mujer, enferma de cáncer, y se refirió a la esposa de Kohl, que padecía una alergia a la luz y se suicidó en 2001.

A lo mejor Thierse estaba picado con Kohl por otro dardo lanzado por éste nada menos que en 2002. Kohl comentó en la cafetería del Bundestag que Wolfgang Thierse, entonces al frente de la Cámara Baja, estaba siendo "el peor presidente del Bundestag desde Hermann Göring". Un periodista de "Der Spiegel" oyó la gracia y la publicó.

Cabe pensar que el rencor no caduca en la política alemana.

Guillem Sans Mora / Berlín

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