El tablero global

El presidente que no llegó ni a la suela del zapato

Sólo le arrojó sus sandalias al hombre más poderoso del mundo, pero el gesto de Muntazer Al Zaidi ha resultado ser más poderoso que todas las bombas y tropas con las que George W. Bush consiguió causar la muerte de 150.000 civiles, devastar todo un país y condenar a su sociedad al oscurantismo de la guerra civil interétnica e interreligiosa, para satisfacer las ambiciones conquistadoras de los neocon.
"Cuando Bush mire atrás y repase las páginas de su vida, verá los zapatos de Muntazer en cada una de ellas", decía ayer su hermano Uday. Porque, de sus dos mandatos, el ex presidente estadounidense sólo puede alardear de que logró esquivar ambas chanclas convertidas en proyectiles improvisados.

Por lo demás, bajo su reinado EEUU sufrió el mayor ataque terrorista de la historia (cuyo autor intelectual sigue vivo y desafiante ocho años después); se metió en un nuevo y cruento Vietnam; legalizó la tortura y cometió abusos equiparables a crímenes de guerra; obstaculizó la lucha contra el cambio climático y vetó el desarrollo de avances médicos y científicos; hizo retroceder los derechos de las mujeres y las minorías en todo el mundo; multiplicó las injusticias sociales y económicas, y nos legó una hecatombe financiera que a punto estuvo de derrumbar al mismo sistema capitalista neoliberal que tanto idolatraba.
No cabría aquí ni siquiera un sucinto resumen de todos los desmanes y despropósitos por los que W. Bush pasará a la historia, pero tampoco cabe duda de que el acto de protesta de Al Zaidi, y su repercusión mundial, tendrá un lugar destacado en los anales de tamaña aberración. Ya que demostró que el presidente de EEUU no le llegaba ni a la suela del zapato.

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