El tablero global

Lieberman es un desastre para Israel

El primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, le debía mucho a Avigdor Lieberman, pero al nombrarle ministro de Exteriores no hizo más que causarle un desastre a Israel. Poner al frente de la diplomacia israelí a un racista agresivo, que se ganó el apodo de Vladimir el Matón tras darle una paliza a un menor y que reclamó la "aniquilación" de la Autoridad Palestina y el bombardeo de centros civiles, fue tanto como proclamar desafiantemente al mundo que el Estado judío no iba a cumplir la legalidad internacional. Y así fue.

Pero ahora, cuando Netanyahu trata de reparar la infame imagen de Israel por la implacable devastación de Gaza y el sangriento asalto a la flotilla de ayuda humanitaria, su amigo Lieberman sólo bloquea los engranajes de la propaganda exterior israelí. Alguien que sigue abogando por la expulsión de todos los árabes del país, que dijo estar dispuesto a "ahogar en el mar Muerto" a los presos palestinos antes que permitir su amnistía, que propuso arrasar militarmente Gaza dos años antes de que así se hiciera, y que repudia los anteriores acuerdos de paz, no puede representar a ningún Estado democrático, judío o no.
Eso ha quedado claro en cuanto Israel ha necesitado reconciliarse con Turquía. Aunque lo peor es que Netanyahu cojea del mismo pie.

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