El tablero global

Llega el primer año de la década china

Desde el primer lunes de 2011, el mundo estará pendiente de la banda del té, un Tea Party que instilará extremismo ultra en la mayoría republicana de la Cámara de Representantes y tratará de descarrilar los grandes proyectos de Obama, sobre todo las medidas que puedan acercar a EEUU hacia algún tipo de Estado de bienestar.
Esos fuegos artificiales del Capitolio deslumbrarán a la opinión pública y eclipsarán el verdadero foco del año entrante: China, que pondrá todas las cartas sobre la mesa en su asalto al cetro de máxima superpotencia mundial. Durante la década que empieza, Pekín desplegará su tremenda potencia demográfica, económica, científica y militar para desbancar al gigante norteamericano con pies de barro fundamentalista cristiano.
En este primer año del decenio chino, el coloso asiático tratará de comprarse el mundo. En realidad, ya ha empezado, y en 2010 las multinacionales con sede en China o Hong Kong han efectuado una décima parte de todas las adquisiciones empresariales del mundo, incluidas inmensas inversiones petroleras y absorciones industriales como la de Volvo por parte de Geely. Al mismo tiempo, en una maniobra financiera maquiavélica, los bancos chinos han concedido créditos a compañías extranjeras por valor de más de medio billón de dólares. Como Pekín ya controla otros tres billones de dólares, en reservas de esa divisa
y en bonos del Tesoro de EEUU, pronto tendrá secuestradas por sus deudas a las demás potencias económicas.

Igual que el planeta seguirá siendo rehén de la amenaza atómica, sea la de la paranoica dinastía Kim en Corea del Norte o de los cavernícolas ayatolás iraníes. En 2011 deberemos seguir tan pendientes de impedir que más mujeres sean lapidadas en Irán como de evitar que el desafío nuclear de Teherán nos conduzca a un holocausto... de la mano de Israel. Hasta el Gobierno australiano ha manifestado su alarma a Washington por la insistencia israelí en atacar las instalaciones atómicas iraníes, planes bélicos que podríamos ver hechos realidad, con todas sus consecuencias, este nuevo año.
También en este caso, la guerra de Occidente contra Irán puede que ya haya comenzado, vistos los misteriosos asesinatos de científicos nucleares iraníes, los sofisticados ciberataques contra los sistemas informáticos estratégicos de Teherán y los sangrientos atentados en las regiones fronterizas con Pakistán y Afganistán.
De este último país deberían empezar a retirarse los soldados estadounidenses en julio, pero antes tratarán de poner un poco de orden en las entrañas del caos y su asalto a los bastiones talibanes en Kandahar y el Waziristán generará un nuevo infierno bélico en el eje del nuevo Gran Juego global.
Aunque para los trabajadores europeos los cuatro jinetes del Apocalipsis serán Merkel –amenazada de nuevas derrotas electorales en Hamburgo y Baden-Württemberg–; Berlusconi –aferrándose al poder con la desesperación del delincuente–; Sarkozy –dispuesto a captar hasta a la ultra Marine Le Pen–, y Cameron, presto a condenar a la miseria a 200.000 niños británicos, en beneficio del gran capital. Como todos.

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