Tierra de nadie

Mariano, el guardaespaldas

La política es una actividad muy ingrata porque uno no sólo debe hacer frente a los adversarios sino también ha de protegerse la espalda de los correligionarios, de ahí que hiciera fortuna el "al suelo que viene los nuestros" que acuñó Pío Cabanillas. Esto es así por regla general, salvo si el dirigente en cuestión ha tenido trato íntimo con Rajoy, ya que en ese caso el elegido goza de protección dorsal y lumbar, y de un fisioterapeuta privado para sus cervicales si la tensión es insoportable.

Lo de Luis Bárcenas, por ejemplo, es pura ergonomía en el trato. Encausado por cohecho y fraude fiscal, el senador hizo un capitalito mientras fue tesorero del PP, pero no iba a permitir Mariano que una menudencia judicial menoscabe su patrimonio. Luis ha sido un ejemplo de profesionalidad en esa ingrata tarea de allegar recursos al partido, que ya se sabe que es una máquina de gastar, no como él, un ahorrador nato que siempre pagó al contado sus pisos de lujo. A Bárcenas no se le puede dejar en la estacada, y por eso se le mantiene el despacho y se le pagan los abogados, que son sanguijuelas, no vaya a ser que el pobre vaya a hacer una locura e hipoteque el chalet de Baqueira o, lo que es peor, cante la Traviata a capella.

Bárcenas es un amigo y Jaume Matas casi un hermano, desde los tiempos en los que ambos contemplaban en vídeo los hilillos de plastilina del Prestige. Con Matas, Rajoy ha surcado el Mediterráneo y se ha ido a tomar copas a Pachá, como hacen los colegas en vacaciones. Lo de su palacete con más obras de arte que el Prado, sus cartier, sus rolex, sus mármoles, sus maderas de roble, su bodega repleta de botellas de Vega Sicilia, sus televisores de 12.000 euros y sus escobillas de váter de diseño, seguro que tiene una explicación, porque Jaume no es de los que se llevan a casa el dinero público como acaba de sugerir el juez que lo investiga, y si lo hizo sería por despiste o para custodiarlo mejor, que hay mucho golfo suelto en Baleares.

Al líder del PP le preocupa la corrupción y ha hecho un código ético para demostrar que es implacable. Con esas tablas de la ley se puede hacer cualquier cosa menos suspender de militancia a Bárcenas y a Matas, a quienes la honradez les persigue aunque ellos corren más. Y sobre todo, son amigos de Rajoy, y a los amigos de verdad se les perdonan los pequeños defectos.

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