Tierra de nadie

Izquierda Unida, ese eufemismo

Ha sido cuestión de minutos que quienes acostumbraban a pelearse por las hipotecas y migajas de IU lo hagan ahora por el pollo humeante con guarnición que 1.680.810 electores han puesto sobre su mesa. El motivo de la disputa vuelve a ser una querella personal no resuelta -porque en la coalición ni se olvida ni se perdona- donde se juntan el hambre de una cierta venganza con las ganas de comer del divismo. Lo bueno de tener un grupo de 11 diputados es que no hay que esperar a las reuniones del Consejo Político para que unos y otros se tiren los trastos a la cabeza; se puede estar a la greña también en el Congreso para no perder la forma física.

La vajilla ha volado esta vez porque Gaspar Llamazares ha entendido como una humillación que Cayo Lara le ofreciera ser el último portavoz adjunto en el Congreso, como si dentro de la dirección del grupo hubiera alguna diferencia entre ser el cuarto adjunto o el segundo. Por hacer algo de memoria, en tiempos del califato, antes de que IU fuera un grupo unipersonal en el que Llamazares podía ocupar todas los puestos, Anguita era el presidente y portavoz del grupo, y Rosa Aguilar su adjunta primera y mano derecha. Esta última función será asumida ahora por el líder del PCE, José Luis Centella, que es la persona de confianza del coordinador general de IU.

Es probable que se haya querido escenificar que Llamazares ya no jugará un papel preponderante, pero es que es razonable que sea Cayo Lara quien protagonice esta nueva etapa. Al asturiano le sobran cualidades para destacar en la brega parlamentaria y lo haría aún mejor si no olvidara que ya no está al frente de la coalición porque los afiliados así lo han querido, y que las diferencias políticas se ventilan en los órganos internos y no en el grupo parlamentario.

Hartos de estas pendencias absurdas, los votantes se merecen un respeto. Han elegido a Lara, a Llamazares y a otros nueve diputados para que defiendan un programa y no para que se despellejen entre ellos. Esperaban ingenuamente que, en lo referente a la segunda parte de su nombre, Izquierda Unida dejara de ser un eufemismo.

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