Tierra de nadie

El año del tecnócrata

Tanto se demoró ayer la lista de ministros que, por un momento, se temió que a Rajoy le hubiese vuelto a pasar lo mismo que cuando se le preguntó por sus fórmulas para acabar con el paro juvenil y se puso a balbucear porque no entendía su letra. La angustia estaba injustificada y a última hora de la tarde se conoció que de los muchos llamados habían sido trece los elegidos. En una espectacular demostración de poder, el nuevo presidente no se limitó a elegir al Gabinete y nombró también, aunque fuera virtualmente, alcalde consorte a Aznar y alcaldesa de Madrid a su señora, que la mujer tenía ilusión. Mucho tendrá que suplicar Gallardón, que va a Justicia, para que los madrileños podamos perdonarle.

Del repaso del Consejo puede deducirse que Rajoy ha decidido rodearse de sus colaboradores más cercanos o de quienes lo fueron en algún momento de su carrera. Ha recompensado la fidelidad, y lo ha hecho en grado superlativo con Soraya Sáenz de Santamaría, que como vicepresidenta única, ministra de la Presidencia y portavoz despeja cualquier especulación sobre quién es su mano derecha. Abundan los altos funcionarios, que es así como llamamos aquí a los tecnócratas, y los economistas, y una prueba de ello es el titular de Exteriores, José Manuel García Margallo, que es todo a la vez y algo más: un eurócrata llamado a trabajarse los centros de poder de la UE.

El reformista de cabecera será Luis de Guindos, que no ha trabajado en Goldman Sachs pero sí en Lehman Brothers, con tan mala fortuna que se enteró de la quiebra de su banco cuando dejó de funcionarle la visa de empresa. Apóstol de la austeridad, habrá que ver si a partir de ahora sigue poniendo en duda las cifras del déficit público como ha venido haciendo o las da por buenas. Como adjunto tendrá a Cristóbal Montoro, para el que se desgaja el Ministerio de Hacienda en recompensa a sus esfuerzos.

El otro papel estelar se reserva a Jorge Fernández Díaz, íntimo del presidente, al que le tocará lidiar el final de ETA. De talante dialogante, hay que confiar en que su proximidad al Opus Dei no le nuble el juicio llegado el momento.

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