Tierra de nadie

Maquiavelito aterriza en Ferraz

A Iván Redondo, el maquiavelito del Gobierno, la Moncloa se le ha quedado pequeña y su mentor presidencial ha decidido exportar su sabiduría y su marketing al PSOE para que junto al secretario de Organización, José Luis Ábalos, coordine la campaña de las próximas elecciones autonómicas, municipales y europeas. La decisión confirma el nuevo papel de Redondo en la corte de los milagros de Pedro Sánchez y su ascenso de ventrílocuo a valido, puesto que ya no necesita de duques o conde-duques como en tiempos de los Austrias sino sólo de tipos ocurrentes capaces de vender escobas en el desierto.

Redondo ha logrado construir en torno suya casi una leyenda por la que se le atribuye todo lo que hace o no hace el Gobierno, un imposible metafísico porque nadie, ni siquiera un ‘spin doctor’ de su categoría, puede ser tan listo y tan tonto al mismo tiempo.  Hace tan solo unos meses hubiera podido justificarse su desembarco en Ferraz con el aval de un supuesto título en dirección de campañas electorales expedido por la Universidad George Washington, que al parecer ni posee ni puede ser cursado porque no existe y que ha sido eliminado a toda prisa de sus currículos oficiales.

Para comprender todo el conocimiento que Redondo atesora sobre campañas electorales no es necesario recordar sus impagables servicios a García Albiol en Badalona o a Monago en Extremadura, un éxito absoluto de no haber tenido como daños colaterales el de haber convertido al primero en un xenófobo y al segundo en un esperpento. Basta con leer la penúltima de sus lecciones en su blog del diario Expansión, poco antes de que su entrega a la causa socialista centrara todas sus energías.

La pieza en cuestión se titula ‘La ‘pre-verdad’y es un artículo delirante en el que, al parecer, se pone en valor la "fase intermedia" de las campañas, y que puede leerse quince veces seguidas sin sacar nada en claro. Con todo, lo mejor son algunas frases que hubiese firmado el mismísimo Paolo Coelho – "quien tiene un por qué para vivir puede soportar cualquier cómo"- y este párrafo que encierra toda la sabiduría del autor: "Las fases intermedias, por el contrario, son las que rompen esas "pre-verdades" políticas que quieren condicionarnos. Hay que luchar contra ellas. Guerra de guerrillas unas veces, silencio estratégico otras, cara a cara si toca. Los sondeos son una herramienta inmejorable de "pre-verdad" y su influencia es indiscutible. Ahora bien la "post-verdad", tan popular hace un año, esos hechos alternativos como técnica política para nosotros, ha demostrado sobradamente (muy a nuestro pesar) que puede derrotarlos ampliamente. La "post-verdad" es el Siglo XXI pero la "pre-verdad" es el Siglo XX. Entre estos dos colosos de la atención, "la verdad" nunca se impone si no se da la batalla. "La verdad" ha perdido muchas elecciones en el mundo. Ha sido en innumerables ocasiones la gran derrotada. Repasen y hagan memoria ustedes mismos. La "pre-verdad" estaba mal acostumbrada a ganar y no siempre hacía aflorar "la verdad"". En el PSOE pueden empezar a afilar los lápices para tomar notas.

Llega Redondo al partido tras sus indiscutibles éxitos en la coordinación del Ejecutivo, convertido en una caótica y desenfadada carrera de pollos sin cabeza, misión en la que, para ser justos, cuenta con la inestimable colaboración de la vicepresidenta, Carmen Calvo, pionera en convertir las reuniones de la comisión de secretarios de Estado y subsecretarios, preparatorias de los Consejos de Ministros y que ella misma preside, en conferencias magistrales de no menos de hora y media de duración.

El gurú cuenta con un impagable equipo de colaboradores. De entre ellos, destaca Borja Cabezón, elevado a la dirección de Asuntos Nacionales de Moncloa tras su paso por la Gestora de Susana Díaz, la que debía sepultar a Pedro Sánchez y le dejó vivo; Francisco Gómez, empleado de Redondo en su asesoría y alto cargo del Gobierno de Monago en Extremadura, donde destacaba por zaherir al líder del PSOE; y Miguel Ángel Oliver, el secretario de Estado de Comunicación, al que parece haber puesto la cruz y con el que no se cuenta ni para las reuniones de maitines de los lunes donde el asesor de moda, Ábalos, Calvo y Adriana Lastra preparan el caos de la semana.

Con semejantes antecedentes se comprende la expectación que su desembarco ha causado en el partido, donde se confía en que la dirección de campaña de Redondo tenga tanto éxito como su injerto capilar. Puede que no se ganen las elecciones pero a vender mantas se van a hinchar.

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