Corazón de Olivetti

Primavera en Durban

 

Los recortes comunitarios, por el momento, no afectan a las emisiones de CO2. A pesar de lo que dijera Mariano Rajoy que supuestamente pensaba su primo científico, la Unión sigue siendo muy competitiva en cuanto al calentamiento global del planeta. En todo caso, justo es reconocer que el presidente en ciernes ha logrado ya un primer éxito en la materia, al rebajar al menos en dos grados la temperatura de las tertulias durante su primera semana de la victoria. Si logra contener el incendio de los editoriales, dará igual si suprime el ministerio de Medio Ambiente o lo convierte en una confederación de sociedades protectoras de animales y plantas.

Es primavera en Durban, aunque nuestro otoño no tenga nada que envidiarle a la temporada actual del hemisferio sur. El mundo se da cita en Suráfrica para la cumbre sobre el medio ambiente en donde festejaremos que siguen adelante nuestros planes para la exitosa celebración del Armagedón. El euro se hunde como Venecia. Los polos se derriten casi tan de prisa como el Estado del Bienestar, el agujero de ozono crece como la deuda soberana y los tests de estrés a las centrales nucleares europeas no arrojan mejores resultados que los de nuestros bancos.

Urge que Greenpeace inicie una campaña contra la extinción del sistema de pensiones y la proliferación de indultos a los banqueros. El Rainbow Warrior tendría que abordar las limusinas que acudan a los próximos ejercicios espirituales del Club Bilderberg. El G20 extermina atunes rojos y rojos en general aunque no sean atunes. Pero el BCE y la política económica de Ángela Merkel se sitúa a la cabeza en la plantación de pobres: con un poco de suerte, volverá a incrementar su cabaña nacional de perros con longanizas y reforestará el sur de Europa con miles de boinas y maletas de cartón sobre los raíles del transmiseriano.

Contenemos el déficit con la energía de los esclavos pero nadie habla ya de Fukuyima como si las radiaciones se las hubiera tragado un héroe del manga. El hambre es el único cultivo en expansión, pero seguro que de todo ello hablarán sinónimamente los líderes y los tecnócratas que a partir de hoy retocen en ese bonancible mayo surafricano. Que disfruten del clima, mientras quede. Y que vele su sueño una romántica orquesta de vuvuselas.

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