Luna Miguel

Fiesta

FIESTA

Las fiestas en la playa suelen acabar mal. Por eso nunca voy. Lo que significa que nunca asisto a ninguna porque en este puto pueblo Todo se tiene que hacer en la playa. Parece que a la gente no le importa tropezarse con las toallas de los otros, tener que meterse al agua oscura para mear, o que el cubata sepa a rayos porque se ha llenado de arena.  El pasado San Juan, por variar un poco, unas amigas y yo nos fuimos de barbacoa a casa de Carlos. Comimos carne hasta hartarnos. Jugamos a Un Limón Medio Limón y bebimos muchísimo. Recuerdo varias cervezas, chupitos de vodka con caramelo, tequilas a palo seco, y ginebra de la buena. Acabamos muy mal, tirándonos vasos y latas llenas de Schweppes a la cabeza, cual borrachos de un Western. Ante el panorama una amiga y yo huimos de esa casa de locos. Una de las latas me hizo un moratón en el hombro. Mi amiga olía a alcoholazo. Llamamos al taxi y le dijimos que nos llevara a la playa.  Parece que en este puto pueblo todas las fiestas acaban mal.

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