Luna Miguel

Hay un narcocorrido en mí

Hay un narcocorrido en mí

Tener amigos con contactos mola. Y no me refiero a "esos contactos". No me refiero "los contactos de Torrejón". Ni a los contactos "que pasan tal y pasan cual, y que mmmm!!". Me refiero a los que te consiguen entradas para uno de los preestrenos de Toy Story 3. Esa película que llevaba esperando tanto tiempo y que, al fin, pasó ante mis ojos de 3D. Qué emoción. A mi amiga Sara y a mí nos faltó llevar la vuvuzela para animar a Woody y Buzz en su aventura. Aunque la saga Toy Story sea mi preferida reconozco que hasta cierto punto me pone nerviosa tanta felicidad. Sobre todo, me da envidia. Quisiera ser un juguete. Vivir en el país de los juguetes y que todo saliera bien si mis amigos juguetes y yo siempre estuviéramos unidos. A pesar de todo la tercera parte podría ser la mejor de todas. La caracterización de los personajes es muy buena, sobre todo la de los malvados. Y eso que Sid, de la primera parte, parecía insuperable.

Cambiando de tema (o no). El que no tenía muy buenos contactos era Sergio Vega, cantante mexicano interesado en esa corriente del narcocorrido (esas canciones dedicadas a los temas más escabrosos del narcotráfico). Sergio Vega "ya estaba muerto" y acabó asesinado. ¿Cómo es eso? El famoso autor de narcocorridos, a quien se presuponía desaparecido, llamó a la prensa para que desmintieran su muerte y a los pocos días acabó acribillado como si de una de las matanzas de sus letras se tratara. En México muchos de estos artistas son perseguidos por los narcos reales. Los que sí que "pasan de eso". Los que sí podrían vender su mierda en el barrio aquel de Torrejón. Los que sí son villanos, y estúpidos, y temibles de verdad...

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