El Universo (hoy) va bien

Diario galáctico: son las siete de la mañana del domingo 4 de julio de 2010. Me ajusto la escafandra y salgo a ese paisaje devastado que es Madrid. Me cuesta respirar, hay algo irreconocible en el ambiente. Una especie de humo terrible y a la vez esperanzador. Una especie de aire alcohólico, no lo sé. Consigo avanzar avenida arriba esquivando a esos extraños seres. No sé de qué planeta vienen, no sé ni siquiera si todos son de la misma raza. Los hay portadores de trajes rojos y amarillos. Los hay también portadores de banderas coloridas. Colorines. Arco iris. Rayas codificadas en su extraña vestimenta. Unos murmuran consignas militares, otros cantan canciones románticas. Unos llevan la cara pintada con ceras anaranjadas: rectas mezcladas sobre el moflete derecho. Otros llevan crestas, faces depiladas, estrellas en la frente o gafas de sol. No se hablan entre ellos. No se mezclan. Unos reclaman la fuerza de su emperador Villa, vayan ustedes a saber de qué galaxia procederá ese ser musculado... Otros, sin embargo, rezan oraciones a Alaska, su única jefa e inspiración, pequeño ser de masa oscura, medusa interestelar. Distintos dioses pero misma borrachera. Recojo pruebas de camino a la estación espacial de Atocha. Les veo dormir en los portales. ¿De dónde vienen? ¿A dónde van? ¿Por qué se insultan algunos? ¿Por qué se creen distintos entre ellos si todos tienen ojeras, si ninguno ha dormido, si todos tienen que regresar a sus lejanos hogares para descansar de sus pequeñas fiestas paganas? Sin embargo, el Universo no va tan mal, pienso, cuando sus habitantes, sean de la condición que sean, saben regresar al mundo: lunes, 5 de julio de 2010, con los rostros expresivos y felices. (Corto y cambio).