Luna Miguel

Spanish bombs

Spanish bombs

Todo el mundo quiere a Paul, ni a Paul Valéry, ni a McCartney, ni a Jean Paul el de los perfumes. No. Todo el mundo quiere al pulpo pitoniso igual que toda Espeña habla más de Sara Carbonero (la que se ***** a mi portero, dice el lema en Facebook, y con él vemos la sutilidad y belleza de la rima contemporánea) que de, por ejemplo Iniesta, o Puyol, o Xavi... (y hago el hincapié blaugrana, sin pretender la obsesión absoluta de algunos por llamarla la selección Ibero-catalana, o el Barça-español, o qué se yo, pues ya quisiéramos nosotros un Ramos o un Casillas, con todos mis respetos hacia el chicle que siempre mastica Valdés).

Los jugadores deberían ser cualquiera de los verdaderos protagonistas y héroes. Si es que podemos considerar héroe a una persona que da "patadas a una pelota"... vale, sí. Hagamos la excepción. Que ha sido una ocasión especial. Una ocasión tan especial que el resto del mundo parece que eligió mal día para comenzar la semana. Hasta en periódicos como Le Monde el beso de Carbonero y Casillas ocupa un lugar destacado junto a noticias de su política nacional. El link con el momento del gol en Cadena Ser desata el amor entre nuestros países vecinos: ¡mirad qué graciosos, miras cómo gritan gol! Un mal día para la reaparición de Castro, nadie le hizo ni caso. Un mal día para el Estatut. Un mal día para votar la huelga del Metro. Un mal día para todas las cosas. Incluso para los adivinos (no ya el pulpo Paul), sino los adivinos de pacotilla de la derecha que siguen empeñados, por ejemplo en Valencia, en silenciar la ley del aborto... Pero bueno. Qué importa todo eso si el mundo (y disculpen otra vez la rima) se queda atontado con un beso.

Más Noticias