Luna Miguel

Adiós tetas, adiós

ADIÓS TETAS, ADIÓS

Qué va a ser de nosotros, adolescentes granulados, a los que papá y mamá nos restringen el porno en internet. Adiós, Belladona, adiós, Sasha Grey. Primero fue el apagón analógico. Aunque más bien nosotros lo llamaríamos "apagón anal". Todos nos apenamos. Con la TDT dijimos adiós a Canal 28 y a todos esos espacios en donde a partir de la medianoche las emisiones empezaban a calentarse. Ahora sólo hay pitonisas. Adivinas viejas que podrían ser nuestras abuelas y que no le ponen a nadie. O bueno, eso creemos... Como dijo el protagonista de Kick-Ass, sin el porno las acciones de Kleenex descenderán a tope. Será la ruina del papel y el adiós a los perritos monos de Scottex.

Con este panorama sólo nos queda una opción: los anuncios de contactos en algunos periódicos que compra papá los domingos. Sólo podemos fantasear. Con aquella que promete curvas. Con la otra de aquel país exótico que sabe hacer temblar la lengua con la boca llena de Peta-Zetas. La misteriosa. La cachonda. La que te invita a su piso de Moratalaz... Pero se van a acabar. Los quieren prohibir. Y como las nuevas generaciones no tenemos imaginación ni para crear imágenes que satisfagan nuestros, ejem, instintos... Adiós, muchachos, adiós.

¿Servirá de algo esta medida? Pues, aparte de borrar la mala imagen de los periódicos que publican esos anuncios, ¿tendrá alguna repercusión en la prostitución en nuestro país? Sinceramente, creo que eso no acabará con la situación, por ejemplo, de las pobres prostitutas del polígono de Alcalá de Henares: semidesnudas en pleno invierno, folladas entre fábricas y vistas por todos los coches y autobuses que pasan por allí. ¿O qué?

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