PÁJAROS (REMAKE)

Desde que el gorrión se coló en la grasienta campana de nuestro piso de estudiantes la vida ha cambiado. Nunca antes fui cómplice de la muerte de nada (quizá diez o doce hormigas aplastadas, treinta mosquitos y alguna que otra cucaracha...) pero nunca fui ¿cómplice? de la muerte del animal más bonito de este planeta. Me asusté. Grité como una nena. Me morí del asco cuando al desenroscar los tornillos el pájaro salió volando y nos cagó y nos llenó de grasa toda la cocina. Con los nervios ni me acordé de las lecciones que Señor X dio hace no mucho en su Twitter para cuidar a un vencejo atrapado. ¿Cómplice de la muerte en el día de los muertos?, decía. Finalmente el pájaro: medio ciego y asustado, se nos escapó volando por la ventana y no volvimos a saber de él. ¿Estará vivo? ¿Muerto? ¿Alguien mejor que nosotros lo habrá acogido...?

Ahora sólo veo pájaros. Si ya me obsesionaban antes... más me obsesionan ahora. Los veo muertos. Los veo por todas partes. Veo pájaros en el lavabo, en la nevera, en el sofá rojo del salón, en el periódico, en el tercer libro de la estantería, bajo las sábanas...

Ahora sólo veo pájaros y sé que están ahí. Sé que están ahí aunque parezca mentira. Como también están los espectros corruptos que vosotros veis (y sí, cambio bruscamente de tema, pero atended). No importa Halloween o día de los muertos, no importa. Los espectros corruptos estarán donde quiera que miréis. Madrid, Valencia, El Cielo o vuestra propia casa. Todos los días un corrupto se cuela en vuestra campana dispuesto a ser investigado. Con toda la grasa y la mierda encima. Con todas las ganas de librarse y de salir volando por la ventana. Corrupción y más corrupción. Y siento además que desde hace un año en el país espectral ya sólo se puede hablar de esta plaga.