Fuego amigo

Partido entre terroristas y futbolistas

En la antigua Grecia estaba tan sacralizado el deporte que las naciones paralizaban sus guerras para asistir a la celebración de los Juegos Olímpicos. El deporte como pegamento de la civilización, de intercambio de culturas.

Con los años, el deporte se hizo profesional y devino en una industria. Y quiso el sarcasmo que un equipo de fútbol francés, de Marsella, se llamase Olympique, un equipo presuntamente olímpico que utiliza a sus seguidores como ejército terrorista, para llegar con la presión del miedo a donde no llegan quizá sus jugadores, con esa doble moral que muchos quieren disfrazar de pasión.

Claro que el fenómeno ultra no es privativo del Olympique, pues prácticamente todos los grandes clubes permiten y alientan que en su seno y en sus gradas se incube el huevo de la serpiente nazi, intolerante, con toda su simbología fascista.

Equipos que me recuerdan la definición que Dürrenmatt hacía de Suiza: "tiene algo grotesco en su carácter; sus intentos de constante neutralidad se parecen a los de una virgen ganándose la vida en un burdel". Los directivos pretenden mantener virginales a sus equipos de fútbol mientras dan amparo, no a una, sino a varias agrupaciones de seguidores radicales que los prostituyen con el juego sucio.

Tres años y medio de cárcel para un hincha del Olympique les ha parecido una condena excesiva. Según la hermana del energúmeno, "debió matar a un policía, así le hubieran sancionado por algo". Ese es el caldo de cultivo en el que crece parte de una sociedad que da la espalda al quehacer político, que no se afilia a ningún partido, pero que cada semana muere o mata por los colores de su equipo.

Ayer, las aficiones ultras del Olympique se convocaron por Internet para que acudieran en pie de guerra, armadas de tirachinas y tuercas como munición, contra los hinchas rivales y contra la prensa. Las autoridades francesas tuvieron que poner el partido en cuarentena, vigilado y rodeado por miles de policías.

Jugar un partido en esas condiciones fue un disparate. Porque nada hay más contagioso que la violencia, y nada que produzca más placer a un nazi que constatar el miedo que provoca. Si a mí me gustase el fútbol creo que lo odiaría.
----------------------------------------------------------------------
Meditación para hoy:

Hablando de terroristas, la cúpula de ETA recién estrenada apenas llegó a calentar silla. Un nuevo éxito de las policías española y francesa. He rastreado la red para constatar la alegría del PP y noto como un cierto cansancio en sus filas, quizá abrumados por tanto "éxito de los cojones" de ZP. ¿Es sólo cosa mía o les falta entusiasmo patriotero a estos chicos del PP últimamente?

Más Noticias