Fuego amigo

El pre-juicio llega antes y más lejos que el juicio

Los jueces vuelven a primer plano, si es que se habían ido. Y nuevamente son actores de la actualidad por motivos más políticos que judiciales, más por sus pre-juicios que por sus juicios. ¿Y quién ha movido los hilos desde la distancia? A ver si lo adivináis... Eso es, querido niños.

Hace unos días, los tres magistrados de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo que debían haber estudiado el requerimiento del fiscal sobre el caso de De Juana Chaos se convirtieron en la "multitud" de un pleno por iniciativa de los magistrados conservadores, que son mayoría, y que se temían que, dejando solos al trío inicial de magistrados -la composición ordinaria de la sala-, el fiscal se saldría con la suya. Un procedimiento legal, por supuesto, pero de una sospechosa carga política insoportable.

Ayer asistimos a una segunda parte de la contaminación política de la judicatura, pero en este caso de manera mucho más grave, pues afecta al más alto tribunal, el Constitucional. El pleno del TC acordó, por los seis votos de los magistrados conservadores contra los cinco de los progresistas, aceptar la recusación de uno de los magistrados nombrados por el gobierno (le corresponden estatutariamente dos nombramientos), Pablo Pérez Tremps, recusación que había sido planteada por el PP, en relación con la tramitación del recurso que este partido interpuso contra el Estatuto de Cataluña en el alto Tribunal. Es la primera vez en la historia de nuestra joven democracia que se acepta una recusación de este tipo, y creo que va a ser un nefasto precedente del que ya tendremos tiempo de lamentarnos.

¿Por qué esta recusación? Pues porque el PP se enteró de que Pérez Tremps, antes de su nombramiento, había elaborado un trabajo académico que fue utilizado posteriormente para la elaboración de parte del Estatut de Catalunya... de lo que se deducía que el magistrado recusado era una baza segura para defender la constitucionalidad del Estatuto, cosa que no conviene al Partido Popular y sus compañeros más conservadores. Así que, como antes de los juicios vienen los pre-juicios, el PP intenta ganar el recurso de inconstitucionalidad poniendo fuera de juego a uno de los jugadores del equipo contrario antes de que comience el partido. Bonito, ¿no?

Dejando a un lado la anomalía jurídica, aunque legal, por supuesto, de que sean los propios compañeros quienes puedan forzar tan descaradamente el resultado final, la segunda parte no es menos interesante: el magistrado recusado podría retirarse de este caso solamente, continuando en su cargo para el resto de los asuntos, o bien dimitir de su cargo. En el primer caso, imagino que la convivencia de Pérez Tremps con los seis compañeros que le han desautorizado públicamente no parece que vaya a ser muy cómoda en el futuro. Yo no lo haría, forastero. En el segundo caso, su dimisión dejaría el camino abierto al gobierno para nombrar a un candidato proclive a sus tesis: es decir, que el Estatut es constitucional.

El PP los sabe, y sus compañeros conservadores también. Por lo tanto, ¿eran necesarias tantas alforjas para semejante viaje, para que todo quedara igual? ¡Ah, queridos e inocentes niños, la derecha nunca duerme, siempre va un pueblo por delante de vosotros! Ya no se trata de tener la razón, el mundo o la cope, sino de dotarse de un instrumento más para la bronca política que pueda alimentar el discurso reaccionario de la extrema derecha de este país durante un par de semanas, y de paso, conseguir que nuestra atención no se detenga en la corrupción del ladrillo que a diario a todos salpica, en especial a los dueños del ladrillo y el cemento.

Miradlo desde este otro punto de vista. Si es legal que el PP recuse a quien supone que va a dictar una resolución que no le favorece, sería en cambio una maniobra inadmisible, casi un golpe de estado (atención a los editoriales de El Mundo, el ABC y La Razón, además de los púlpitos de la emisora de los obispos), una utilización perversa de la normativa el que el gobierno, en el uso de sus facultades, sustituyese al magistrado dimisionario y volviese a reequilibrar la balanza de la justicia. Ya que le hemos quitado la venda, al menos que la balanza no esté escorada a la derecha.

Porque vuelvo al principio: este caso quieren ganarlo, como en el caso de De Juana Chaos, en el pre-juicio y no en el juicio, un juicio de resultado incierto e incontrolado si el debate se desarrollara entre los doce magistrados de plantilla, con una sala equilibrada.
----------------------------------------------------------------------------
Meditación para hoy: Todo este follón podría alcanzar tintes cómicos si se declara inconstitucional el Estatut, pues indirectamente el propio PP habría interpuesto recurso de inconstitucionalidad a la reforma del estatuto de Andalucía que acaba de aprobar ¡un estatuto que contiene42 puntos idénticos a los que recurrió en el catalán! Bueno, algo se les ocurrirá. Peor era lo de las armas de destrucción masiva, y ahí los tenéis.

Más Noticias