Fuego amigo

Maniobras de distracción

Al fin, descubiertos: todo el vodevil de si Costa dimitía o era sustituido sólo abrigaba una intención: la de darle más correa a la trama Gürtel para que en ese día no se hablara del encuentro de Zapatero con Obama en el despacho oval, esa tierra de promisión para cualquier líder, donde Aznar había llegado a moverse como Perico por su casa cuando hacía la mili con Bush.

(Inciso: como este juego va a durar mucho tiempo, me veo en la obligación de insistir en la correcta utilización del idioma. Ante la insistencia en el error de todos los medios de comunicación, sin excepción, quiero dejar claro que Rajoy no podía cesar jamás a Costa, porque el verbo cesar es intransitivo. Rajoy sólo podía destituirlo; y eso sí, una vez destituido, Costa podría cesar. O no. Vaya usted a saber. Es como morir y matar: tú matas y el otro muere, pero no puedes morir a nadie).

(Otro inciso: ¿Tú Matas? ¿He dicho Matas?¿Jaume Matas, quizá? ¿Ese nuevo imputado en el sumario del Palma Arena, donde parece que continúa el hilo de la financiación ilegal del PP?)

Bueno, a lo que iba. Todo un día expuesto al ridículo el liderazgo de Mariano Rajoy, invertido en una causa mayor: que la foto de la rehabilitación de ZP como líder internacional permaneciera el menor tiempo posible en la retina de los españoles.

Porque si a Camps le dolía el apremio de Rajoy y Cospedal para que dejara caer a Costa como un apestado, mayor era su dolor al ver en los telediarios cómo Obama miraba amorosamente a Zapatero, sin percatarse, el muy necio, de que tenía delante a un bobo solemne.

No le tengáis rencor. Por el sumario de la Gürtel sabemos cuánto ansiaba Camps un encuentro semejante. Ya lo decía El Bigotes: "le he dicho a Camps que ver a Obama ahora es imposible, que hay 500.000 tíos importantes en el mundo que quieren reunirse con Obama".

Y tal como va el sumario, creo que ya no le va a dar tiempo.
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Otro inciso (tengo el día incisivo):

Acabo de asistir al estreno de la película "Yo, también", en la que Lola Dueñas y Pablo Pineda, un actor con síndrome de Down, obtuvieron las conchas de plata a la mejor actriz y al mejor actor en el Festival de San Sebastián. Debo reconoceros que fui a verla con cierta aprensión, pues es una historia de amor que juega en el borde de la línea que separa la genialidad del esperpento.

La película cae de lleno en el campo de la genialidad. Tiene humor, un humor inteligentísimo, tiene tensión, y es un claro ejemplo de excelente película romántica allí donde se supone que sólo debería habitar la angustia, la incomprensión y la soledad.

No os la perdáis. Es cine del bueno. Es un chute de entusiasmo. Os será imposible aguantar las ganas de despedir la película con un aplauso. Lo que demuestra que hay vida más allá de Hollywood y de los efectos especiales. Toda la película es un puro efecto especial. Muy especial.

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