Fuego amigo

En el reino de los ciegos el tuerto es gay

Ayer hablábamos de los extraños compañeros de cama en la boda orensana: un presidente del PP gallego, amigo de Rajoy, pero que quiere guardar distancias con la extrema derecha que rodea al líder; una diputada que grita ¡vivanlosnovios! después de haber votado indecentemente para impedir que se pudiesen casar; un ultra conservador líder provincial que hace de tripas corazón para no salirse de la foto en lo que considera una boda contra natura. Y de oficiante, el alcalde, también del PP. Faltaba el cura. ¿Dónde está el cura?
No hay cura. El ordinario de la diócesis, o sea el obispo, a la misma hora en que los novios suelen yacer en la cama nupcial para celebrar gozosamente el enlace matrimonial, se empeñaba en aguarles la fiesta tildando la boda como un "grave escándalo", como dando a entender que las mariconadas son cosas de gente de izquierda, y que no se esperaba él semejante comportamiento de gente cristiana y conservadora.
La verdad es que la Iglesia nos quiere dar semana de pasión por partida doble. La Conferencia Episcopal nos acaba de recordar que "la Iglesia también considera pecados gravemente contrarios a la castidad... la masturbación, la fornicación, las actividades pornográficas y las prácticas homosexuales". Ni una palabra, en cambio, de la fábrica de mentiras, de la incitación al golpismo, de la estrategia de la crispación, del insulto indiscriminado que vomita a diario su púlpito mediático de la COPE. Lo que preocupa a nuestro monseñores es cuántas pajas nos hacemos a la semana y si follamos mucho (¡no les preocupa lo poco que follamos, ya veis qué incongruencia!) como si algo así pudiera hacer daños a los ojos de un dios... que no existe.

El número de seminaristas (aspirantes a sacerdotes) ha disminuido un 25% en los últimos 15 años. Numerosos seminarios han sido cerrados por falta de vocaciones, y la juventud recibe cada día con más recelo su mensaje. A este ritmo, en 60 años se habrán extinguido y nos dejarán follar en paz.
Lo malo es que para entonces yo no estaré para otros polvos que aquellos "en los que me habré de convertir".
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(Meditación para hoy: cuando os escribo estas líneas, Berlusconi sigue sin reconocer la derrota electoral, porque, según él, "hay muchas irregularidades" en el voto de los extranjeros, decisivo en el reparto del Senado a favor de Prodi. Seguramente habrá llamado por teléfono a su amigo Acebes, para que le adoctrine sobre cómo poner en duda la limpieza electoral y vivir de esa incertidumbre durante toda una legislatura.)

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