Fuego amigo

La importancia de los símbolos

Para congreso importante el del Partido Popular. Allí sí que se discutieron asuntos vitales para el futuro y la estabilidad de España, como el tamaño del apoyo a su líder agónico, Mariano Rajoy, o el espesor del odio que le profesa la lideresa madrileña, o si María San Gil es como la Virgen o una santa y mártir, o si el centro reformista es esa cosa que tiene el PP por ideario político entre las piernas...

Y no el congreso del PSOE, que, en palabras del líder de la oposición, se ha pasado tres días discutiendo sobre "lo que no importa a nadie". ¿Y qué es lo que no importa a nadie? Pues la profundización en las libertades y derechos, esas materias a las que es tan adicta la izquierda "radical", como la posible ley de plazos del aborto, la eutanasia, la España de las autonomías, el estado laico o la participación del inmigrante en la vida pública. El PSOE ocupándose de derechos mientras la economía entra en crisis. Vaya manera de perder el tiempo.

Es la misma línea de pensamiento que engrasa la xenofobia, cuando se pretende limitar el derecho al trabajo de los inmigrantes hasta que todos los nativos no hayamos logrado el pleno empleo; o que favorece el maltrato animal, pues no es justo que los perros, los gatos y los toros vivan mejor que muchos de nuestros congéneres. Si hay crisis económica, las demás cuestiones deben quedar en suspenso hasta nuevo aviso.

El jefe de la oposición que tan preocupado está ahora por nuestros bolsillos es el mismo que movió a millones de militantes en la anterior legislatura para protestar... ¿por la marcha de la economía?: no, por si era lícito "el matrimonio" entre homosexuales, por el estatuto de Cataluña, por la ley del aborto que disfrutaron las niñas de los militantes de su partido, o el divorcio exprés con el que se liberaron de sus ataduras matrimoniales Álvarez Cascos y la nueva secretaria general del PP, o la entrega ficticia de Navarra a ETA, o la implicación de jueces, policías, fiscales y socialistas en la matanza del 11-M.

Para llenar las calles de manifestantes contra esos asuntos que antes eran sumamente interesantes pero que hoy, al parecer, le importan un carajo a los ciudadanos, contó con la ayuda masiva de las organizaciones de extrema derecha, sin que faltase ni una, encabezadas por las sectas cristianas como los "kikos" y los "legionarios", y los obispos y su emisora de radiodifusión del odio, y demás salvapatrias.

Y ahora se pregunta Mariano que a quién importa que el PSOE considere de vital importancia eliminar de la vida oficial símbolos como los crucifijos, las virgencitas, las biblias, y demás vestigios de los enemigos del progreso enquistados en nuestra sociedad.

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