Fuego amigo

A ver quién le pone puertas al mar

Me lo temía. Entre las misteriosas e inconfesables medidas "brutales" para enfrentarnos a la crisis económica propuestas por el PP, de las que hace tiempo hablaba Arias Cañete, había sugerencias incómodas que no convenía airear, ya fueran por el coste en votos, ya fuera por el deterioro de imagen del partido. Ya se sabe que la derecha es, por naturaleza, caritativa y altruista, y que no piensa en otra cosa que en el bienestar de los pobres.

Ayer lo supimos por boca de la portavoz popular en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría. La propuesta del ministro de Trabajo, el socialista Celestino Corbacho, de "aproximar al punto cero" (qué manera de retorcer las palabras) la contratación de trabajadores extranjeros en origen para 2009 era ¡una idea del equipo económico del Partido Popular!

Estamos salvados. No es que el PSOE esté girando hacia la derecha en los asuntos migratorios, como pareció dar a entender en los debates de la Eurocámara meses atrás; es que, según Sáenz de Santamaría, la idea ha sido comprada directamente por los socialistas en la factoría de ocurrencias de Génova 13 Rúe del Percebe.

El de la inmigración es ese otro frente que el gobierno no desea tener abierto en los próximos meses. Doblemente incómodo, porque supone puestos de trabajo que afectan a los parámetros con los que se mide la marcha de la economía, y porque entra de lleno en conflicto con el ideario de solidaridad de las izquierdas.

La decisión de Corbacho, no pactada con los sindicatos, refleja el miedo del gabinete de Zapatero a que el discurso proteccionista que recorre toda Europa prenda en la conciencia de los ciudadanos españoles, el sentimiento primario de que la inmigración podría estar desplazando de sus puestos de trabajo a los trabajadores nacionales. Como dicen en Galicia, "amigos sí, pero la vaca por lo que vale".

Corbacho sabe que la contratación en origen sólo responde a ofertas en firme de los empresarios españoles, sobre todo en el campo. Puestos de trabajo que a menudo no han salido al mercado interior porque el trabajador español los desprecia, y que se importan por razones de precio o cualificación laboral.

Y sabe que una medida como ésta, tomada exclusivamente por razones estratégicas, para achicar espacios de debate a la oposición de la derecha, no hace más que desviar el problema de la inmigración al submundo de las pateras. Porque demostrado está que no hay quien le ponga puertas al mar.
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Meditación para hoy:

Por si ayer no habíamos tenido suficiente ración de intentos de cambiar y maquillar nuestra historia reciente, Manuel Fraga Iribarne, el ministro de Franco que dio su visto bueno, con los demás compañeros (compinches) de gobierno, al asesinato legal de Julián Grimau, rebajó la represión franquista y sus desaparecidos y sus simulacros de juicios sumarísimos a meras "barrabasadas". Barrabasadas que según él fueron mucho más numerosas en el bando republicano.

Y vosotros pensando que nuestros fachas de plantilla son el no va más...

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