Marcha a Bruselas

En la carretera

JOSE LUIS MARTÍNEZ

El paso de la Marcha por la localidad de Cahors  ha dejado marcas indelebles entre los caminantes del "chaleco naranja" y posiblemente entre los mismos franceses que los acogieron.

Aquí el personal ya ha regresado de vacaciones. Los sindicatos franceses se preparan para sacar a la calle más de tres millones de futuros pensionistas. Empieza la traca el día 4. Sarkosy está empeñado, como el gobierno español, en obligarlos a ir a trabajar con la sonda puesta. La Marcha no faltará a esta cita en Limoges. Si no se pareciesen tanto las reformas laborales que están aplicando en toda Europa uno pensaría que todo esto forma parte de un complot. Y no es complot, es que los "mercados" nos han tomado la medida y creen no tenemos pegada. Veremos que pasa el 29-S.

La llegada de estos españoles combativos al sur de Francia enardece al rojerío, en general, y a los descendientes de españoles, en particular. Lo español chachi mola cantidad. "Libertades digitales" y otras faunas del aguilucho abstenerse. Les cuesta creer que Don quijote se levanto de la tumba para luchar por la plebe en las rutas de Flandes. Se contagían de nuestra ingenuidad, la única capaz de ayudar a construir un mundo mejor. Y su cariño y hospitalidad deja un reguero de corazón melancólicos entre nuestras magras filas.

Alguno ya lleva dos noches sin dormir. Un rostro, unos gestos, una sonrisa y de repente cree haber encontrado la mujer de su vida. La propia situación extrema de la marcha, desubicados, agotados y ahitos de adrenalina, provoca cambios de comportamiento más propios de los Amantes de Teruel. Por la cosa regional.

Luchar y amar. No es una receta nueva pero siempre ha dado resultado. Es la viagra del aventurero. Que nada mata más el deseo que "Corazón de Verano".

Las noticias que vienen de España son duras. Se consuma la "escorquerie" que dicen aquí. La estafa. La tramitación parlamentaria de esta ley del despido libre, de la jubilación post morten y del salario a la china continua en las instituciones. Que esto no es un ajuste, es un mamoneo. Que se lo pregunten a mi primo que se compro un piso de 250.000 euros. Paga dos veces ese precio y ahora vale la mitad.

Pero no es hora de deprimirse sino de mover el trasero. Y en cualquier caso, como decía Bogart en Casablanca, "siempre nos quedará Paris".

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