Marcha a Bruselas

Gentes de París

MARIBEL MARTÍNEZGentes de París

Desde que llegamos a la región de París, donde hemos pasado tres días, he sentido la necesidad de hablar de la gente que hemos conocido:

Primero fueron los amigos de CNT, anarquistas a la antigua, de esos que llevan su militancia y su forma de entender la vida hasta las ultimas consecuencias. Podrás o no estar de acuerdo con ellos, eso lo dejo para la conciencia de cada uno, pero lo que es cierto es que no he conocido a nadie en este viaje, y ya son unos cuantos, tan generosos como ellos. Mi compi Pedro ya les ha contado de Michel y compañía, no les cansare más.

Recordaré a Elsa, nuestra amiga de Solidaires en Evry, quien en una noche inolvidable, -eran las once y aun no sabíamos donde dormíamos-, nos acogió a cinco del grupo en su casa, recibiéndonos como si fuéramos de la familia y repartiendo café, cariño y colchones a partes iguales.

También quiero hablar del conductor de la furgoneta, que esa misma noche de perros, a la una de la madrugada, hizo dos viajes, llevando al resto de nosotros hasta un hotel de la periferia. Nos salvo de pasar la noche en la calle, no había nada abierto y menos aun un taxi. Solo tras muchos ruegos, acepto una pequeñísima compensación económica.
Que decir de la cena totalmente surrealista que hicimos en un aparcamiento vació y fantasmal en el que nos refugiamos de la lluvia, sentados en el suelo sobre viejas pancartas y donde comí uno de los mejores pollos que yo recuerde. El frió lo combatimos, no podía ser de otra forma, con unos vasos de burdeos.

Los tipos inclasificables del centro comercial, donde aterrizamos como si fuéramos marcianos. Tras tantos días en la carretera, nunca me he sentido mas desubicada y fuera de lugar como ese día. Gentes pobres, enfermos, maltratados por la vida, abandonados a su suerte por la sociedad de consumo. Gentes sin techo, sin papeles, que te pedían que les hicieras una foto.

El sábado en el Omnisport Palace de Bercy-Paris, junto a mas de 15.000 personas, asistiendo a un concierto en apoyo a los "sin papeles" y en contra de la política de expulsiones de Sarkozy. Una sola voz, 15.000 corazones contra la xenofobia y a favor de los mas castigados por la crisis y las leyes en Francia.

Nuestra entrada a París siguiendo la vía verde que va paralela al Sena, mas de 30 kilómetros a su vera con la ilusión de ver las torres de Notre Dame. Un recorrido por sus calles, la gente que te preguntaba quienes eramos y que era eso de la Marcha. También los saludos y el apoyo de los turistas españoles.
Hoy domingo en Saint Denis, la ciudad en la que hay mas población de origen extranjero viviendo. Un modelo de convivencia, que ha conseguido superar barreras, lenguas, colores y razas. Un ayuntamiento con alcalde comunista. Si alguna vez hubiera tenido dudas de que la integración y la convivencia son deseables y necesarias, esta ciudad me ha demostrado que son posibles.

Para lo último guardo la dureza, las maneras bordes y maleducadas de los policías de París. El trato inhumano que hemos podido contemplar hacia los mas desfavorecidos y en alguna ocasión sufrir por el simple hecho de llevar un chaleco naranja.

Mañana volvemos a la carretera, otra vez a la rutina de caminar y devorar kilómetros, cada vez mas cerca de nuestra meta. Seguro que encontraremos nuevos amigos que nos acogerán con el mismo cariño y tendrán con nosotros las mismas atenciones. En París los amigos de Solidaires Sud rail y La Poste nos han dado una vez mas muestras cumplidas de su solidaridad.

Y como en el fondo soy una romántica y era mi primera vez en París, voy a guardar estos días como unos de los mejores de toda la Marcha.

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