Modos y Modas

Carlos Boyero

WIKI ON THE ROCKS // ALBERTO OLMOS

Aprendimos a insultar leyendo a Carlos Boyero. Parecía fácil y estaba bien pagado, pero luego, cuando te ceden un hueco en un periódico, te das cuenta de que la cosa tiene su miga, y de que Rafael Reig te lleva mucho descaro de ventaja.

Ahora Carlos Boyero se nos ha ido a El País. Muerto Umbral, y migrado este vitriólico crítico de cine, El Mundo se queda sin izquierda tronante, sin columnistas históricos, como un reloj con las agujas arrancadas: el mecanismo sigue funcionando pero que ya no nos sirve para consultar la hora.

Boyero ha sido, para muchos estudiantes de periodismo de mi generación, la piedra de toque de la verdad. Frente al rollo macabeo de los grandes pensadores, la malicia de los articulistas orondos y la mezquindad verbal de los que escriben para cumplir, encontramos en Boyero la voz de la calle. Vamos, que la película era una mierda y Garci un coñazo.

Esta pureza intelectual, de cerebro tan cultivado que ya entendió que es mejor repudiar la retórica ("mierda", "coñazo", ¿para qué más?), se estaba desarrollando en las páginas idóneas, las de El Mundo, donde cada artículo suyo era como ver a un tipo hipotecado vomitando en los manteles del banquero.

En El País también hay banqueros, claro, e inquietantes nódulos de poder; pero nuestro héroe se sentirá sin duda más cómodo, moderará su mordisco, y quizá nos haga entender que ha llegado la hora de tomarle el relevo.

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