Modos y Modas

Muertos de risa

EL ANTÍDOTO // MAGDA BANDERA

Nada más acabar la película, todas al baño. Pero esta vez no hay carreras, será que el cuerpo se queda raro después de ver ’13 rosas’. Ante el espejo, varios pares de ojos enrojecidos se buscan a sí mismos a lo lejos. ¡Vaya pintas! Una se siente muy bien después de tanto llorar, lo malo es salir y exponerse a la luz exterior.

Desalojar el microcosmos de una sala de un cine a media tarde siempre tiene algo de parto traumático. La cosa empeora después de pasar dos horas apretando con rabia el brazo de la butaca y descubrir luego que al otro lado de la puerta los portadores de bolsas que corren de un lado a otro no son conscientes de lo mucho que has sufrido viendo cómo fusilaban a trece muchachas más jóvenes que tú. Por suerte, a ti también se te olvida pronto cómo se llamaban las compañeras de Virtudes.

La memoria no es selectiva, sino tramposa. Sus caprichos hacen que organicemos grandes debates en nombre de los perdedores. Y así es cómo vuelven a ganar los de siempre. Deben andar muertos de risa viendo cómo ensalzamos a las 13 rosas con tanta emoción. Pero de sus sueños, de sus ideales, de su "razón", como decía Virtudes, ni media palabra.
Por eso aplaudimos la Ley de la Memoria y hasta las ayuditas al alquiler, pero cuando oímos hablar de expropiación para los propietarios con más de tres pisos vacíos nos echamos las manos a la cabeza.

- Déjate de tonterías, niña, que llegamos tarde al cine.

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