Modos y Modas

La felicidad, resuelta

CUALQUIERA TE DICE NADA// ALBERTO OLMOS 

Toda la vida hemos escuchado la frase: El dinero no da la felicidad. Como nadie se la cree, me gustaría proponer la tesis siguiente: "La felicidad es el dinero". Si la felicidad es el dinero, vamos bien. Está claro que la mayor parte de la sociedad vive para alcanzar la felicidad (el dinero) y que, en muchos casos, lo consigue. Un número importante de mis amigos y conocidos tiene cada día más felicidad (más dinero) y, por lo tanto, compran más, comen mejor, viajan más lejos y, cuando vuelven, les traen más regalos a sus sobrinos.

Juan José Millás es más feliz (más rico) desde que le han dado el premio Planeta. Espido Freire, Roberto Enríquez y yo mismo somos más felices (más ricos) desde que nos dejan escribir en estas páginas. Por cierto, estas Navidades la felicidad va a caer en Cuenca: lo auguro.
Por supuesto que hay gente que no es feliz: están en el paro. Algunos roen una felicidad de subsistencia: mil euros. Otros viven de la felicidad que heredaron de sus padres (suelen llamarse Borja); y otros más (Saramago) viven de la felicidad (el dinero) que dan los pobres (el negocio de ver sufrir).
La felicidad es el dinero. Y todos queremos ser felices. Resuelto esto, el antiguo concepto felicidad ha prescrito. Mejor pongámosle otro nombre. No podemos llamar felicidad a dos cosas: el dinero y lo otro. Lo otro nunca supimos qué era, por lo que urge darle el nombre que se merece. Se me ocurre uno: vacío.

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